Hoy tocaba madrugar para ir a visitar la zona oeste del río Nilo, es decir, el
Valle de los Reyes, el
templo de Hatshepsut y el
Coloso de Memnon. Por ello nos tuvimos que levantar sobre las 6am para que nos diese tiempo a ir a desayunar al buffé.
Cuando acabamos, nos estaba esperando un autobús a la entrada del muelle para llevarnos primero al Valle de los Reyes, atravesando el puente de Luxor, que se encontraba como 20 minutos al sur del embarcadero. Por eso yo creo que madrugamos tanto, porque pese a estar al otro lado del río, teníamos que desviarnos bastante para llegar.
Cuando llegamos estaban empezando a echar a bolar los globos aerostáticos que sobrevuelan la zona, para los cuales nos ofrecieron levantarnos a las 3am e ir a montar (ni de coña vamos). El autobús nos dejó en el aparcamiento prácticamente vacío, nos dió el guía las entradas básicas del recinto (200L) y nos empezó a explicar un poco en qué consistía un poco el lugar, con una maqueta impresionante del sitio en 3D.
Como se puede observar, la maqueta tiene por la parte superior una iluminación que muestra los caminos hasta cada tumba, y en la segunda imagen se observan las tumbas en profundidad, es decir, cómo están excavadas dentro de la montaña.
Cuando terminó de explicarnos un poco en qué consisitía todo eso, salimos de la caseta donde estába la maqueta y nos quedamos en una especie de parada de buses, pero no buses normales, sino los típicos búhos turísticos. El guía nos dijo que si queríamos sacar una entrada para alguna tumba extra podíamos, pero que en principio sólo veríamos 3 importantes. Además, para poder hacer fotos o vídeos, se tenía que sacar otro ticket especial.
Estos son todos los tickets que tuvimos que sacar, el principal, el de la tumba de Ramsés VI y el ticket para foder grabar (300L), que además este último solo valía para grabar en tres sitios, era como los coches de feria (de ahí los agujeros en el ticket). Es un negocio redondo este que tienen los egipcios.
Nos subimos entonces al trenecito que nos acercaba al comiendo del recorrido dentro del valle, porque es verdad que igual era un paseo de 20 minutos hasta llegar allí, que hicimos en menos de dos. La primera tumba que vimos fue la de Ramsés IV, y cuando llegamosa su altura, nos apartó a un lado donde se encontraba un cartél con los datos de la tumba para poder explicar.
Es verdad que éramos los primeros en llegar, pero con cada minuto que pasábamos en la explicación llegaban más y más turistas, sobre todo los alemanes de la tercera edad, que según llegaban y sin explicación alguna, les soltaban y venga, para dentro.
Nada más entrar ya se empezaban a vislumbrar las priemeras pinturas y colores por todas partes. Mientras tanto un suelo de madera te llevaba hacia abajo, no éramos capaces de quitar la vista de las paredes, era impresionante. El estado de conservación era increíble, pese a no tener ningún tipo de protección en las paredes de ninguna tumba.
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Justo al final del pasillo se encontraba el sarcófago donde originalmente se hallaba la momia de Ramsés IV, con todas las paredes coloreadas hasta llegar incluso al 100% del techo.
Aquí si que vimos vigilancia, y las fotos que hizo Rhea las tuvo que hacer con mucho cuidado porque sino te las mandaban borrar del móvil. La solución fue pedir que nos hicieran fotos y así salíamos los dos.
Dimos un par de vueltas alrededor, grabamos bastante y ya nos salimos poco a poco para ver la siguiente.
De momento esta primera no decepcionaba absolutamente nada. Te lleva a plantearte cómo sería el momento en que la primera persona que encontró eso se sintió, sin luces ni saber exáctemente qué estaba viendo. |
De aquí nos movimos un poco más arriba en la calle de piedras flanqueada por montañas de tierra caliza. El siguiente punto era la tumba de Ramsés III, que pese a tener el mismo nombre, no tenían ningún tipo de parentesco. Allí nos explicó un poco también sobre la vida de este faraón y a continuación nos dejó tiempo para entrara a verla.
Esta segunda entrada ya comenzaba bajando unas escaleras, incluso antes de entrar por la puerta.
En esta, nada más entrar, se veían más grabados pero menos coloreados que la anterior, aunque esta sí que contaba con un cristal protector para que la gente no se acercase a tocar la pared.
Tenía un pasillo muy largo al inicio, que según nos contaron, acababa contra una pared a la que tuvieron que rodear, porque se dieron cuenta que estaban accediendo a la tumba de otro faraón ya enterrado ahí.
Una vez esquivada esa parte ya continuaba todo recto hacia la sala donde se encontraba el sarcófago. Aquí había otros dos vigilantes, que estaban tranquilamente sentados, y cada vez que alguien entraba haciendo fotos, le pedían el ticket. |
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El problema de esta es que no estaba totalmente restaurada para su visita, y antes de llegar a la zona del sarcófago, ya había una barrera de madera que impedía el paso. Pero bueno, aún así había muchísimo que ver antes de llegar. Rhea mientras tanto me usaba de parapeto para poder hacer fotos con el móvil, jeje.
Salimos y continuamos un cacho hacia arriba, prácticamente hasta el final del valle, para poder acceder a la útlima de las tres tumbas que entraban con el ticket, la de
Tausert/Setnakht. Tenía dos nombres porque era una tumba reutilizada por varias personas.
Nos detuvimos frente al cartél de nuevo para darnos la información relevante al sitio, y al acabar, ya estábamos Rhea y yo preparados para entrar los primeros y poder hacer fotos sin que nadie se pusiera delante. La tumba era rampa recta que iba descendiendo hasta llegar a una sala cuadrada, donde se encontraba uno de los murales más espectaculares de todo el valle, que era un águila con las alas abiertas super bien conservada.
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A continuación de la sala cuadrada con el águila, había otro pasillo más oscuro que seguía descendiendo hasta llegar al sarcófago situado en el centro. Era enorme y de piedra maciza de una sola pieza. El tema era intentar que los saqueadores no se llevasen el contenido del mismo, pero aún así, encontraron la forma de obtenerlo todo.
Las pinturas de esta sala no estaban muy bien conservadas, ya que la mayoría de las paredes estaban destrozadas. |
Tras un rato dentro, solo nos quedaba la visita personal al/los templos que hubiésemos pagado a mayores. Aprovechando que había gente del crucero que había ido a montar en globo y llegaban tarde al valle, nosotros nos fuimos a ver la última
tumba de Ramsés V y VI. Mientras tanto el resto se dedicó a dar vueltar por la zona para hacer tiempo.
Sin esperar mucho más que el tiempo en retroceder hasta ella, nos metimos y ahí me di cuenta que me había quedado sin pases para grabar, y esta se suponía era la mejor de todas para hacer fotos..mierda!!!! ya sabíamos lo que tocaba a partir de ahora, jejeje, hacer fotografía de "estrangis in de night".
El recorrido por sus pasillos era indescriptible y yo sin poder grabar. Aquí encima el que vigilaba te hacía un marcaje muy cercano, porque no era la típica tumba llena de turistas, es decir, éramos poquitos y se veía lo que hacías.
Yo me escondí la cámara en la mochila y empecé a grabar cuando me dejaban un rato libre. De hecho en uno de los vídeos se ve cómo estoy grabando y de repente se va a negro, porque tuve que dejar caer la cámara dentro de la mochila de golpe, jejeje.
Al final del pasillo según íbamos bajando, se encontraban las dos tumbas rotas pero en bastante buen estado. La de Ramsés V tenía forma de faraón en la tapa, y la otra que era exageradamente enorme estaba medio tirada. |
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La pregunta que me asaltaba, era cómo narices consiguieron meter ese pedazo de piedra ahí dentro, no solo por el tamaño sino por el peso descomunal que debía tener. Ni siquiera los que han restaurado la tumba pensaron que fuese rentable o fácil colocarla de nuevo en pié.
En el momento en que estábamos haciendo fotos y videos a esta zona, nos cazó el vigilante, pero este vigilante era de los de segunda clase, es decir, te pillo pero no te digo nada si me pagas al final. Yo le solté 20L pero se me rebotó, y pese a la insistencia de Rhea de que no le diese más, me empezó a agarrar de la camiseta y al final le di 50L. Por las imágenes que conseguimos, bien amortizadas estaban esas libras.
Al acabar y salir, todavía no habían terminado los del globo de visitar las primeras tumbas, así que teníamos todavía algo de tiempo libre para hacer lo que quisiéramos. Pensamos ir caminando hasta una de las tumbas más complicadas, como era la de
Tutmosis III. Lo peculiar de esta tumba era que el acceso se hacía mediante unas escaleras que subían unos 20-30m y luego bajaban hacia dentro de la montaña. Según nos contaron era tan estrecha que en verano no se podía ni estar dentro del calor que hacía. Es mas, a la gente con problemas respiratorios o de corazón se les prohibía la entrada por su seguridad (todo para evitar el saqueo).
Lo cierto era que había cientos de tumbas para ver y una lástima que a esta no nos dejasen acercarnos más, a menos que pagases claro. Otra bastante famosa era la de Tutankhamen, que murió con 18 años, pero la riqueza que tenía dentro era descomunal. Nosotros por suerte, pudimos ver parte de esa riqueza en el museo arqueológico de El Cairo. Por eso, y porque era pequeña, no entramos a verla.
Era curioso ver a los egipcios trabajando en otras tumbas recientemente descubiertas, sacando tierra con mucho cuidado con carretillas, vestidos un poco como en las películas cuando se les ve haciendo esto mismo. Muy curioso de ver.
Al poco rato ya apareció el guía con los rezagados y nos fuimos todos de nuevo a montar al trenecito que nos dejaría de nuevo abajo en el edificio de los tickets. Fuimos al baño y de ahí al autobús, eso si, pasando por el medio de todos los vendedores de la zona.
La siguiente parada era el
templo de la única mujer Faraona de la historia,
Hatshepsut. A escasos 5 minutos del Valle de los Reyes y prácticamente reconstruido en su totalidad, era bastante bonito y considerado ya Patromonio de la Humanidad, gracias a lo cual, la UE estaba ingresando mucho dinero para su reconstrucción y parte del templo adyacente. Lo más curioso de este, era que al final del todo, había una sala escabada en la roca, donde había una puerta cerrada por una banda, pero eso sí, si le dabas dinero al egipcio de turno, cogía tu móvil y se metía en la sala a hacerte la foto con el móvil, lamentable del todo.
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Ahora en nuestro regreso al río, nos tocaba ir a visitar los Colosos de Memnon, justo enfrente del mortuario de Amenhotep III, que por desgracia estaba todo derruido.
Pero antes de llegar hasta aquí con el autobús, pudimos ver a ambos lados de la carretera cientos de tumbas y temlos más, como: Ramesseum, Amenhotep II, Thutmose III, las tumbas de los nobles (que se cuentan por mas de 415 de personajes honorables adyacentes al faraón) |
La verdad que si te gusta el antiguo egipto, aquí tienes para estar meses investigando cosas. Eso sí, te tiene que dar el dinero porque entre guías, coches y sobornos, te sale por un pico. En los colosos no estuvimos más que 5 minutos parados, porque sólo podías hacerte la foto y poco más, porque no había templo que ver y de las dos figuras, la que mejor se conservaba estaba un poco destrozada.
Seguimos en dirección al río Nilo, porque en lugar de dar toda la vuelta para llegar al templo de Luxor que nos llevaría 45min, íbamos a coger un bote-taxi que nos dejaría en el otro lado en menos de 5 minutos, mientras el bus hacía todo el recorrido.
Como siempre nos tocó esperar a que los chinos cogieran su barco para luego nosotros poder subir en el siguiente. Era un pena porque el río ya se veía que estaba lleno de basura por todas partes. Luego se quejan de que los países anteriores por los que pasa el río les corten el agua.
Al llegar a la otra orilla, sólo teníamos que caminar para llegar al templo porque, sorpresivamente éste se encontraba en pleno centro de Luxor, con tráfico pasando por ambos lados. El guía nos dío las entradas, pasamos el arco de seguridad y para dentro. Lo malo era que teníamos una excavadora en la entrada moviendo tierra, ¡qué oportunos!.
Lo más notorio que tenían tanto este como el templo de Karnak, era un camino que los conectaba con esfingues a ambos lados del lado de Luxor, y con carneros a ambos lados al llegar a Karnak. Era un camino de unos 4km que el gobierno (según el guía) estaba empezando a desenterrar y quitar casas construidas encima para mostrarlo al público, porque es una pasada.
Empezamos la visita justo enfrente de estos 2 colosos y de ahí nos adentramos por el pasillo central. Dentro del mismo, justo en el centro tenía una mezquita que lo hacía peculiar, porque son de épocas muy diferentes. Lo más divertido fue que mientras explicaba el guía, Rhea se dedicaba a hacerse fotos con todos lo niños egipcios que estaban por la zona con los móviles.
Esta imagene se repitió varias veces a lo largo de la visita, hasta el punto que el profesore que les acompañaba les tuvo que decir que parasen, porque era bastant agobiante. Cuando salimos del templo una media hora más tarde, empezaron a hacer lo mismo con todo el que venía en el grupo sin cortarse un pelo, jajaj, era divertido la verdad, como ser famoso por un momento.
De aquí regresamos al autobús, y de nuevo la pregunta clave, ¿quién quiere ir a Karnak de nuevo (pagándolo tú claro está) acompañando a los que todavía no habían ido? o volver al crucero y dar el día por terminado en Luxor. Nuestra decisión fué fácil, nos volvemos al crucero.
Al llegar al crucero yo me fui a dormir una siestaca porque me dolía la cabeza un poco, mientras que Rhea se fue a la terraza del mismo a tomar el sol junto a la piscina.
Cuando me desperté sobre las 16.15h subí a ver el atardecer con ella, que me contó que había tenido fiesta con la hija pequeña de una de las catalanas del barco, que era bastante insoportable y maleducada. Yo eso me lo ahorré y encima descansé. Sobre las 17h cuando se fué el sol, bajamos porque empezaba a hacer frío, fuimos a cenar a las 19.20 con los de nuestra mesa y de ahí a descansar para el día siguiente.