Wednesday, December 5, 2018

Egipto - Edfu - 05 de diciembre


Nos pasamos toda la noche del 4 al 5 navegando por el Nilo como si nada, porque el barco no se movía absolutamente nada. Eso sí, el que se movío fui yo como cuatro y cinco veces al baño. Parecía que la maldición de Tutankhamun me había retorcido las tripas. Algo de lo que había comido o bebido me estaba matando por dentro, y vete a saber qué.

De lo único que me enteré fue de cuando Rhea se lavantó a mirar por la ventana de la habitación sobre la 1am, porque estábamos pasando por una especie de ascensor para barcos parecido al del Canal de Panamá, a la altura del templo de Khnum.

Poco recorrido más abajo, el barco se detuvo en Edfu, de manera que cuando despertamos ya llevábamos un rato parados y anclados en el muelle. La salida hacia el Templo de Horus era a las 7.30am, lo que no sabíamos era que había que hacerlo en calesa, obligatoriamente.
El recorrido no era muy largo la verdad, apenas unos 500 metros nos separaban del templo, pero debe ser tradición del pueblo hacerlo todo en caballo para los turistas. Unos caballos escuálidos, reventados y en condiciones totalmente insalubres. Pero no habíamos visto nada todavía, en el crucero estaban todos aparcados en fila como si fuesen taxis, y según nos enteramos, todos los caballos debían pertenecer a 3 o 4 familias del pueblo, que a modo de mafia controlaban todo.

Esto llevaba a que los que llevaban los caballos se pusieran nerviosos y se peleasen por los clientes constantemente, gritándose incluso delante de nosotros sin importarles una mierda. Bastante lamentable, pero como no podías decir que no, pues nos tuvimos que subir a uno de ellos. Encima esta vez no era como en Luxor que íbamos dos en cada caballo, ahora éramos cuatro.
Por suerte el recorrido fue corto y cuando llegamos al parking del templo vimos la cruda realidad. Cientos de caballos aparcados en filas y otros tantos entrando y saliendo sin parar llevando y trayendo gente de los cruceros.

Nos dijeron que eso era temporada baja y éramos pocos, y menos mal, porque ya era bastante insoportable bajarse de la calesa y cruzar al otro lado para acceder al templo.

Sin pensarlo más, nos pusimos en marcha atravesando todos los puestos de vendedores (como siempre), e incluso uno se quedó con mi nombre para que le comprase algo a la vuelta.. si si claro !!!
Al acceder al recinto, le pedimos al guía ir al baño por delante y nos dijo que le esperásemos junto a los baños que ahora iba con el resto del grupo. Entramos corriendo, Rhea fue al baño y yo me quedé esperando fuera. Al poco rato pasa el guía por delante de mí, y sin esperar ni un segundo siguió adelante con todo el grupo, jajaja, puto guía qué soso era !!!

Salió Rhea del baño y nos fuimos deprisa para poder alcanzar a todo el grupo que ya estaba esperando frente a la entrada del templo.
En este templo sí que se veía mucho turismo de repente y es que yo creo que todos los cruceros que venían en tropel se detuvieron al mismo tiempo en Edfu.

Nos quedamos un rato fuera mientras nos explicaba los grabados de la fachada principal y los muros exteriores del recinto, que eran de adobe.
A continuación fuimos entrando al patio interior y de ahí como pudimos, caminando poco a poco hasta situarnos en una esquina del interior. Era exagerada la cantidad de gente que había dentro. Yo creo que fue uno de los peores sitios para estar en ese momento, y eso que era temporada baja, en verano yo creo que no aguantaría tanta masa social.

Nos seguía explicando toda la parte interior, de como el suelo cada vez iba subiendo más y los techos bajando a medida que nos acercábamos al santuario. Fuimos pasando poco a poco por la gran sala hipóstila, la segunda, la cámara de las ofrendas, la sala central y finalmente el santuario, donde no se podía acceder, porque tenían expuesta una pieza que no se podía tocar llamada naos (monolito de granito de unos 4m de altura en el que se encontraba la imagen de Horus), junto a un pedestal donde había una réplica de lo que pudo haber sido una barca de madera a escala.

El templo se caracterizaba, aparte de por su buen estado de conservación debido a que estuvo enterrado por arena muchos años, porque tenía un sistema de iluminación natural impresionante.
La curiosidad de este templo la encontramos tanto en el frontal superior del pilono o entrada, como en la parte posterior.

Como se puede apreciar en la imagen, en la parte central se encuentra el grabado con las dos serpientes que envolvían a un disco solar (una representación de la ascensión del alma a la Divinidad, con la ayuda de las serpientes de la sabiduría y el conocimiento), pues bien, los primeros en hacer uso del templo como defensa, se dedicaban a afinar su punteriá disparando a esa zona con sus escopetas. Es para matarles !!! pero bueno, como decía el guía, se puede ver que no eran muy buenos, jeje.

Aparte de esto, en casi todos los templos se ven partes de las paredes picadas a propósito para destrozar símbolos que consideraban paganos en esa é poca (putas religiones qué asco dan).

Otra cosa que encontró Rhea esculpida en las paredes de una de las capillas auxiliares que rodeaban el santuario, y que ni en mil visitas habría descubierto casi nadie, era un símbolo masculino bastante evidente por otro lado, jeje, pero sólo ella se llegó a fijar de todos los que estábamos allí.

Creo que no necesita explicación la imagen, ¿no? Hace referencia a la imagen que encontramos en el Templo de Karnak del Dios Min, que representa a la fertilidad y la lluvia.

Aparte de esto, había un par de pasillos a los que había que acceder con linternas o al menos, con el flash del teléfono móvil. Eran escaleras que llevaban a la parte superior del templo, a la siguiente planta, la cuál estaba cerrada debido a los malos quehaceres de muchos visitantes.
Desde aquí, nos fuimos a hacer fotos y grabar un poco las caras exteriores del templo, por una especie de corredor que lo rodeaba completamente hasta regresar a la sala hípetra (patio) y de ahí nos salimos ya directamente al frente del mismo donde nos quisimos hacer varias fotos, aprovechando que todos los turistas estaban dentro, jeje. Tuvimos la mala suerte de coincidir con un grupo de americanos, que llevaban cámaras profesionales y debían estar haciendo algún reportaje de luna de miel, porque se sacaron 200 fotos iguales.

Nada más que ver aquí, con lo que nos vamos de regreso al parking, atravesando la zona de los vendedores inicial, y por supuesto, mi amigo me recordaba por mi nombre, jajaja impresionante. Pero claro, yo no quería comprar absolutamente nada y salí huyendo como un galgo.

Ahora venía el festival de calesas para regresar al crucero, y si al llegar había 100 caballos, al volver había 500, vaya jaleo de caballos, árabes gritando, olor bastante importante a m***da... menos mal que nos dijeron antes de subirnos en el crucero al caballo que recordásemos nuestro número de calesa, porque sino, imposible.

Para mi sinceramente no tiene ningún atractivo hacer uso de esos caballos, porque no solo los estás explotando, sino que encima huelen fatal, el asiento es bastante incómodo y la carretera tiene muchos saltos que no lo hacen precisamente un camino de rosas. Encima a algunas mujeres les ofrecían manejar a ellas las riendas, las cuales se habían caído seguramente en la cesta de las eces del caballo, como ví que le pasó a uno.

En fin, quitando este desafortunado paseo, todo lo demás merecía bastante la pena, era muy bonito y nos llevamos un gran recuerdo del lugar. Regresamos al barco y nos fuimos a la cubierta del mismo a tomar el sol otra vez. Cascaba bastante mientras estábamos parados para ser diciembre, y yo me tuve que poner a la sombra.
Sobre las 11am nos empezamos a mover río arriba hacia nuestro nuevo destino Kom umbu. Pese a parecer que estaban cerca, el viaje estaba previsto que llegase sobre las 4 o 5 de la tarde a puerto.

Nos dió tiempo a comer (a mi arroz y poco más jeje) y a volver a subir a la cubierta tras una pequeña siesta de una hora, para grabar un timewarp con la gopro de todo el recorrido hasta llegar a destino.

Cuando empezaba a anochecer por el oeste ya se empezaba a ver el pueblo al fondo. Llegamos, nos preparamos y salimos casi de noche ya del crucero, proque la idea era ver el templo de noche, porque según el guía era una buena opción.
A mi no me lo pareció, cuando encima para cada explicación tenían que usar una linterna porque no se veía nada, jeje.
A la entrada del templo nos encontramos con nuestro primo el encantador de cobras, a las cuales tenía drogadas seguramente, porque sino ya me contarás como se la pone en la boca sin consecuencias, jaja.

Entramos y nos empezó a explicar la historia del templo, de como un día unos cocodrilos se comieron a unos niños del pueblo y desde entonces empezaron a venerarlos y considerarlos sagrados, para pedir que ninguna persona más del pueblo sufriera la misma suerte. De ahí el templo, en honor a dichos animales, a los cuales habían incluso dedicado una sala/museo al final del recorrido con momias de algunos embalsamados.

Antes de llegar a dicho museo, empezamos a recorrer los interiores del templo, nos enseñó la figura mejor conservada de Alejandro Magno, el primer calendario egipcio conocido o al menos mejor conservado (foto superior izda), vimos todo tipo de elementos quirúrjicos tallados en las paredes, cómo las mujeres daban a luz, etcétera.

La mala suerte fue que debido a la falta de luz, Rhea se torció un tobillo y se hizo daño en el empeine del mismo. Una chica del viaje le dejó un poco de crema, se tomó un espidifren y se sentó un rato mientras continuaba la visita del grupo. Yo luego intenté contarle algo de lo que había dicho nuestro guía el simpático.

La visita acabó en los pozos adyacentes al templo, uno para recoger agua, y el otro llamado Nilómetro, o lo que es lo mismo, cuando crecía el Nilo, subía el agua del mismo y así sabían cuánto dinero tendrían que recaudar en impuestos de los campesinos (cuanta mas agua, menos trabajo necesitaban para cultivar = mas beneficios por menos => subida de impuestos).

De aquí nos fuimos al museo de los cocodrilos y salimos ya del mismo para enfrentarnos al agobio de los vendedores de pulseras y ropa. Muchos de ellos eran incluso niños que no superarban seguro ni los 5 años, una pena. Encima los niños no son como los mayores y te persiguen hasta el barco.

Al llegar al barco nos fuimos al camarote hasta la hora de la cena, y después de esta (arroz de nuevo y agua con limón a saco), a dormir.

No comments:

Post a Comment