Friday, December 7, 2018

Egipto - Abu simbel - 07 de diciembre

Era nuestro último día en el barco y la noche anterior nos la pasamos recogiendo la ropa y dejándo la maleta prácticamente lista para irnos, sin cerrar. El tema era que hasta las 10am no teníamos previsto dejar el barco, por alguna razón que desconocemos, porque nos obligaban a dejar las habitaciones a las 8am.

Al final conseguimos que nos dejase quedarnos hasta las 9.50am en el camarote, con lo que nos despertamos a las 7am con la calma para desayunar, y luego subir a la cubierta a dormir un poco más al sol de una tumbona.

Es cierto que hacía un poco de rasca, pero cuando salió el sol empezó a cascar bastante. Sobre las 10am salimos ya del barco con todo preparado mientras una furgoneta nos esperaba ya arriba en la carretera para llevarnos a nosotros dos y otras dos mujeres con niños a Abu Simbel.
La verdad que íbamos bien preparados para el viaje de mas de 3 horas que nos esperaba por el medio del desierto, ya que teníamos cosas en el Ipad para ver, e incluso yo me baje alguna serie como pude con el 4G para no aburrirme, y bien hice, porque al poco de salir de Aswan, Rhea ya estaba planchando la oreja contra la ventana, jeje.

Yo me puse mis auriculares y mi móvil y a ver un documental. A medio camino de repente apareció un bar (por llamarlo algo) con baños y un kiosko. Nos detuvimos como otros tantos autobuses que venían en sentido contrario para poder sacar las típicas instantáneas de los espejísmos del desierto.
No se aprecian mucho pero ahí están al fondo.

Nuestra sorpresa fue encontrarnos con una pareja que comía en nuestra misma mesa del crucero, de la cual nos habíamos despedido en Philae porque se iban a este templo el día antes. Menuda coincidencia en ese kiosko de mala muerte, jaja

Nos contaron que estaba muy chulo y que el hotel una pasada, que aprovechásemos. Nos despedimos de nuevo, compramos algo para comer por el camino, nos hicimos más fotos y continuamos nuestro viaje, que todavía nos quedaba otra mitad.
Sobre la 13.30 entramos por la calle principal del pueblo y como no nos da tiempo a ir a comer y volver al templo, el guía nos dice que es mejor ir directos. Menos mal que compramos algo en el kiosko para quitar la gusa.

Sin más que decir, nos vamos directos a los templos de Abu Simbel y aparcamos básicamente solos en el recinto. Entramos primero en una sala de audivisuales que tenían bastante antigua, con dos maquetas de los dos templos, donde el guía se puso a explicarnos en qué consistía dicho templo, porque una cosa que mucha gente no sabe, es que a los guías no se les permite entrar con los turistas, no sé muy bien por qué.

Al mismo tiempo que explicaba, podías ver por todas las paredes fotografías de cómo trasladoron los dos templos desde el mismo sitio pero 60 metros más abajo, hasta ahí, para evitar que desapareciesen bajo las aguas del lago Nasser. Cuando acabó de soltarnos el rollo de cada sala haciendo uso de las maquetas (5 minutos tadó), entramos con los tickets por el arco de seguridad correspondiente.
Al principio te toca caminar por un sendero de piedra hasta rodear la montaña que contiene los templos. De repente, ¡¡zasca!!, te encuentras la entrada majestuosa del primero, el templo de Ramsés II y al fondo el de su mujer Nefertari.

Aprovechando que no había nadie, nos pudimos hacer unas cuantas fotos solos delante, porque una vez que entras, las cámaras y demás están prohibidas.

Nos hicieron unas cuantas fotos y nos dirigimos a la entrada. Allí había un hombre de blanco sentado, que en cuanto llegamos se puso en pie para vigilar cada movimiento que hacíamos. Yo me puse la mochila por delante preparado par grabar en cuanto pudiese.
El ticket para poder grabar era de uinos 300L (15 €). Nos habían dicho que no merecía la pena pagarlo porque no había mucho que ver, pero yo creo que si, es una templo impresionante que merece la pena grabarlo y más.
La entrada ya te deja tonto con estas estátuas a ambos lados del pasillo super bien consevadas, pero la sala del fondo es incluso más espectacular.

Cuando te explican que de las 4 figuras sentadas que aparecen al fondo, solo una, la del Dios Ptah, queda sin iluminar cuando los rayos del sol entran por la mañana, debido a que es el Dios del inframundo, no te lo crees.

Luego te acercas y lo ves con tus propios ojos y ya lo flipas. ¿Cómo leches podían hacer eso en un templo escavado en la roca? Yo intenté hacer alguna foto con un ángulo raro para que no me pillase el vigilante, pero no salió muy bien.

Rhea mientras tanto iba sacando sus fotos con el móvil hasta que la cazó y la mandó borrarlas todas.

Yo aproveche un rato de despiste para grabar con la GoPro y sacar algo de lo que había dentro, que merecía la pena conservar.

Tras un rato esquivando al vigilante, decidimos salir antes de que me pidiera a mi la cámara y nos quitase lo poco que teníamos. Nos fuimos caminando poco a poco hacia el Templo de Nefertari. Nos hicimos las fotos correspondientes frente a él (eso si, cuando nos dejaban los egipcios que se dedicaban a sacarse fotos con el suelo, ¡¡ menuda panda de iluminados !!).
Este también era impresionante y también tenía un vigilante que estaba un poco más por la labor de estar sentado no haciendo nada. Yo aproveche para grabar más que en el otro porque también tenía grabados muy guapos.

A los 10 minutos de estar dentro, con el calor que hacía y sin más que hacer, porque esta era mucho más pequeño, nos fuimos rodeando, esta vez por la derecha de los templos, al bar de la entrada donde habíamos quedado con el guía para ir al hotel ya.

Esperamos 10 minutos al conductor de al furgoneta y de ahí directos al hotel Seti, que nos recomendó todo el mundo. Cuando llegamos nos recibió un arco con el nombre del hotel y al llegar a la entrada de tipo egipcio, varios botones nos llevaron las maletas a la entrada.

Hicimos el checkín de las habitaciones, fuimos a dejar las cosas que teníamos encima (mochilas básicamente), porque las maletas las llevaba un botones para sacarte la pasta claro está, y de ahí al restaurante corriendo. Cuando llegamos al restaurante pudimos leer en la entrada que ya no era hora para servir comidas, al menos de buffé. Por eso nos dijeron que tendríamos que comer en el bar/terraza de fuera.
Nos pedimos un plato de pasta, fingers de queso para compartir y un wrap de pollo para mí.

Como iban con la calma, pues nos dió tiempo a ir a la habitación por el cargador del móvil, a visitar la piscina y hacer fotos, y a tomar el sol.

A la media hora o así nos llegó la comida, que nos duró menos que un suspiro. Acabamos casi a las 16h de la tarde y a las 17.30h habíamos quedado en la entrada del hotel para irnos a ver el espectáculo nocturno de los templos.
Mientras nos daba la hora, nos pusimos a dar vueltas por el hotel, que era verdad y era una auténtica pasada, pero nos sorprendió que fuese tan lujoso para lo poco que había que hacer por esa zona. Es cierto que llegaban cruceros que se hacían por el río Nasser, pero aparte de eso, tendría que ser un turismo de sol simplemente, porque quitas los templos y se te queda en desierto solo.

Nos acabamos sentando en unas sillas delante de la zona de la foto anterior, y esperamos hasta que cayó el sol por el horizonte, mientras yo grababa un timelapse. Yo creo que aquí fue donde me acribillaron los mosquitos, porque me dejaron las piernas finas, y eso que a mi nunca me pican. De hecho, cuando salíamos de la habitación rumbo al hall, empezamos a ver mucho humo y olor a quemado, que resultó ser un empleado del hotel con una máquina a motor que echaba humo, para espantar a los mosquitos, jejeje.

Llegamos al recinto y volvemos a meternos por el camino de luces que nos llevaba al frente de los templos, donde había una especie de graderío en piedra para ver todo. Estaba prácticamente lleno, así que nos sentamos donde pudimos.
Tuvimos suerte porque al ser tantos españoles, los organizadores decidieron poner el audio en español, mientras que el resto de turistas tuvieron que acoplarse unos auriculares con sus respectivos idiomas.

El espectáculo nos impresionó bastante, y pese a que no pudimos grabarlo porque no se veía nítido, nos encantó. Básicamente consistía en contar la historia de los templos de forma animada, con proyecciones de personajes sobre las paredes de los dos templos combinados. A nosotros nos gustó, porque los hijos de una de las dos madres dijeron que fue un coñazo, pero bueno, eran niños bastante especialitos (por no decir imbéciles y maleducados, como la madre).

Cuando acabó el espectáculo regresamos al hotel en la furgoneta e hicimos algo de tiempo hasta la cena, sobre las 20h. Era de tipo buffé y tenían miles de cosas para elegir, aunque tenían definitivamente peor pinta que en el crucero. No salían de sota-caballo-rey (arroz-pollo-pavo) y nos costó elegir algo decente, sobre todo con el estómago regulero. De ahí ya nos fuimos a dormir directamente, porque en la tele no había nada de nada.

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