Al final conseguimos que nos dejase quedarnos hasta las 9.50am en el camarote, con lo que nos despertamos a las 7am con la calma para desayunar, y luego subir a la cubierta a dormir un poco más al sol de una tumbona.
Es cierto que hacía un poco de rasca, pero cuando salió el sol empezó a cascar bastante. Sobre las 10am salimos ya del barco con todo preparado mientras una furgoneta nos esperaba ya arriba en la carretera para llevarnos a nosotros dos y otras dos mujeres con niños a Abu Simbel.
Yo me puse mis auriculares y mi móvil y a ver un documental. A medio camino de repente apareció un bar (por llamarlo algo) con baños y un kiosko. Nos detuvimos como otros tantos autobuses que venían en sentido contrario para poder sacar las típicas instantáneas de los espejísmos del desierto.
Sin más que decir, nos vamos directos a los templos de Abu Simbel y aparcamos básicamente solos en el recinto. Entramos primero en una sala de audivisuales que tenían bastante antigua, con dos maquetas de los dos templos, donde el guía se puso a explicarnos en qué consistía dicho templo, porque una cosa que mucha gente no sabe, es que a los guías no se les permite entrar con los turistas, no sé muy bien por qué.
Al mismo tiempo que explicaba, podías ver por todas las paredes fotografías de cómo trasladoron los dos templos desde el mismo sitio pero 60 metros más abajo, hasta ahí, para evitar que desapareciesen bajo las aguas del lago Nasser. Cuando acabó de soltarnos el rollo de cada sala haciendo uso de las maquetas (5 minutos tadó), entramos con los tickets por el arco de seguridad correspondiente.
Tras un rato esquivando al vigilante, decidimos salir antes de que me pidiera a mi la cámara y nos quitase lo poco que teníamos. Nos fuimos caminando poco a poco hacia el Templo de Nefertari. Nos hicimos las fotos correspondientes frente a él (eso si, cuando nos dejaban los egipcios que se dedicaban a sacarse fotos con el suelo, ¡¡ menuda panda de iluminados !!).
A los 10 minutos de estar dentro, con el calor que hacía y sin más que hacer, porque esta era mucho más pequeño, nos fuimos rodeando, esta vez por la derecha de los templos, al bar de la entrada donde habíamos quedado con el guía para ir al hotel ya.
Esperamos 10 minutos al conductor de al furgoneta y de ahí directos al hotel Seti, que nos recomendó todo el mundo. Cuando llegamos nos recibió un arco con el nombre del hotel y al llegar a la entrada de tipo egipcio, varios botones nos llevaron las maletas a la entrada.
Hicimos el checkín de las habitaciones, fuimos a dejar las cosas que teníamos encima (mochilas básicamente), porque las maletas las llevaba un botones para sacarte la pasta claro está, y de ahí al restaurante corriendo. Cuando llegamos al restaurante pudimos leer en la entrada que ya no era hora para servir comidas, al menos de buffé. Por eso nos dijeron que tendríamos que comer en el bar/terraza de fuera.
Nos acabamos sentando en unas sillas delante de la zona de la foto anterior, y esperamos hasta que cayó el sol por el horizonte, mientras yo grababa un timelapse. Yo creo que aquí fue donde me acribillaron los mosquitos, porque me dejaron las piernas finas, y eso que a mi nunca me pican. De hecho, cuando salíamos de la habitación rumbo al hall, empezamos a ver mucho humo y olor a quemado, que resultó ser un empleado del hotel con una máquina a motor que echaba humo, para espantar a los mosquitos, jejeje.
Llegamos al recinto y volvemos a meternos por el camino de luces que nos llevaba al frente de los templos, donde había una especie de graderío en piedra para ver todo. Estaba prácticamente lleno, así que nos sentamos donde pudimos.
El espectáculo nos impresionó bastante, y pese a que no pudimos grabarlo porque no se veía nítido, nos encantó. Básicamente consistía en contar la historia de los templos de forma animada, con proyecciones de personajes sobre las paredes de los dos templos combinados. A nosotros nos gustó, porque los hijos de una de las dos madres dijeron que fue un coñazo, pero bueno, eran niños bastante especialitos (por no decir imbéciles y maleducados, como la madre).
Cuando acabó el espectáculo regresamos al hotel en la furgoneta e hicimos algo de tiempo hasta la cena, sobre las 20h. Era de tipo buffé y tenían miles de cosas para elegir, aunque tenían definitivamente peor pinta que en el crucero. No salían de sota-caballo-rey (arroz-pollo-pavo) y nos costó elegir algo decente, sobre todo con el estómago regulero. De ahí ya nos fuimos a dormir directamente, porque en la tele no había nada de nada.
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