Friday, April 13, 2018

Philippines 13A - Cerrando el círculo

Nos levantamos pronto como siempre, pero no nos movimos de la cama, después de una noche bastante larga. Rhea se había dormido rápido con la película que estábamos viendo, pero yo me pasé un par de veces por el baño. No parecía grabe, así que no le dí mucha importancia.

Bajamos a desayunar a las 8.30am con calma. Nos pedimos nuestra tortilla, hicimos nuestros tostadas, estuvimos un rato jugando con la wifi, bajamos a imprimir las tarjetas de embarque del vuelo a recepción y nos volvimos tranquilamente a la habitación.

Teníamos tiempo para hacer algo, pero no lo suficiente como para ir al pueblo y hacer algo de provecho, con lo que nos quedamos en la habitación preparando maletas y descansando. Aquí una piscina nos habría venido de lujo.

Habíamos preguntado en recepción también la posibilidad de ir al aeropuerto con el shuttle que ofrecían ellos, pero nos dijeron que solo salía cada media hora, y encima iba parando por todos los hoteles del camino. Nosotros queríamos salir a las 11am y nos dijero que minimo 11.30am o más. Bajamos de la habitación a las 10.50am porque ya nos aburríamos de estar en ella metida, y porque estaban ampliando el hotel y el ruido de hormigoneras y taladros no era nada agradable.

Le pedimos a la de recepción que nos llamase a un triciclo para ir al aeropuerto, porque no queríamos esperar tanto, no vaya a ser que llegásemos tarde. Mientras tanto fuimos haciendo el checkout y pagando todo lo que debíamos. El triciclo apareció en nada y empezamos a montar las cosas atrás conmigo, Rhea iría delante junto al conductor.
A escasos 20 metros del hotel, se paró el triciclo y me encuentro esto en la parte delantera, es decir, al chico atando algo en la moto con una goma que se había soltado. OMG !! pensé que ya no llegábamos.

Él nos había dicho que se tardaban unos 50 minutos en llegar al aeropuerto, así que íbamos bien.
Lo arregló de alguna manera y ya nos pusimos en marcha. La carretera era de una carril para cada lado, asfaltada con hormigón (osea botando todo el camino) y de vez en cuando se ensanchaba algo más porque la estaban reparando. La verdad que si no fuese porque soy muy grande para ir ahí detrás metido, no se iba mal, me daba el aire y era barato.
De lo que no éramos conscientes era de la gran cantidad de hoteles que había tan lejos del propio pueblo. A ver, que con una moto se llega rápido, pero irse todos los días media hora en moto al pueblo a cenar era una paliza.
Después de algo menos de 45 minutos llegamos al aeropuerto, y este si que era enano. El de León a su lado era un palacio de congresos. Lo primero era que ya se hacía raro entrar en un aeropuerto en un triciclo de ese estilo, acostumbrado a buses y coches en España.

El aeropuerto era una nave industrial donde ocurría todo. Tenía 2 puertas de embarque solo y no había aire acondicionado, osea un horno industrial.
Cuando entramos había delante un mostrador de Cebú Pacific donde nos obligaron a ir incluso teniendo ya el boarding pass.

Esta fue la cara que se me quedó cuando nos quisieron hacer facturar las dos piezas grande, mi mochila y la maleta de Rhea, porque nos pasabamos del peso, que eran 7kg. Yo tenía unos 8 y Rhea ya casi 11kg.

Yo al final de tanto darle la chapa le convencí de no meter mi mochila, pero la de Rhea cayó, y nos hicieron pagar 700php. Al final lo que ahorramos por un lado con el shuttle del hotel, nos lo sacaron de otro.

Dejamos la maleta y pasamos el arco de seguridad, para acabar en una sala enana con bancos y ventiladores enormes.
Eso si, las dos puertas de embarque abiertas de par en par, como para tener aire acondicionado. Tenían sus dos pantallonas Samsung allí puestas y cargadores gratis para todo el mundo, pero todos ahogados de calor. Alrededor además había alguna tienda de regalos y comida que eran los únicos que sí tenían aire acondicionado dentro.

Todavía teníamos hora y algo por delante para salir, y es que el avión tenía que llegar primero desde Manila, dejar gente y volver a recoger. Mientras tanto otros vuelos iban saliendo, incluso uno a Manila también que iba con Philipines Airlines.
A las 12.35h llega el avión de Cebú Pacific, que suponíamos nos llevaría de regreso a Manila y así fue. A las 13.05h ya estábamos dentro de este avión-bus de hélice saliendo. Sobre las 14h ya estábamos aterrizando, pero aún quedaba un cacho hasta bajarnos del avión, y eso que no íbamos a la terminal internacional, sino que nos llevaron a una terminal minúscula.
Rhea se fue al baño mientras salía su maleta por la cinta, pero era tan pequeño que en menos de 10 minutos ya estaban todas en la cinta. Yo la recogí, esperé a que saliese ella del baño e inmediatamente nos salimos a la calle a coger un Grab al hotel.

Lo mejor de Filipinas, es que en los aeropuertos de ciudades transitadas, siempre tienes un "Grab Point" donde puedes ir y pedir un Grab si no tienes móvil del país. Nosotros como teníamos dos tarjetas SIM pedimos uno por nuestra cuenta, que resultó estar ahí esperando ya, como si fuese un taxi. Así que nos aceptó y nos pusimos en marcha hacia el hotel.

Tardamos menos de 10 minutos en llegar y eso contando con todo el traficazo que había a esas horas, y solo por 87php. También estaba mucho más cerca que el del primer día, y es que lo único que queríamos era estar cerca del aeropuerto para no madrugar mucho el día del vuelo. Al llegar al hotel hicimos el check-in y nos asignaron una habitación en la planta 11, la más alta, hasta donde no llegaba ni el ascensor, jaja. No teníamos desayuno, pero como salíamos pronto al aeropuerto, no tenía mucho sentido, encima nos darían algo en el avión, así que perfecto.

Subimos a la habitación y dejamos las cosas, nos cambiamos y nos pusimos a pensar qué sería mejor, si ir a la piscina un rato aunque hubiese nubes a ratos, o si nos íbamos al centro comercial enorme ese que teníamos al lado. Al final bajamos a la piscina, porque era muy pronto para meterse en un mall a hacer el chorra.
Al llegar a la piscina, lo primero que vimos, incluso antes que el agua, fue el restaurante que había junto a ella. Teníamos hambre, y es que no habíamos comido nada desde el desayuno de las 8. Exceptuando unos mangos deshidratados que comimos en el aeropuerto de Busuanga.

Dejamos las toallas en unas tumbonas que había libres y nos fuimos directos a comer algo. No queríamos comer mucho, solo beber para no deshidratarnos y matar un poco el hambre para luego cenar agusto en el centro comercial.

No querías sopa, pues toma dos tazas. Un sandwich que quitaba el hambre para 3 días, y Rhea un plato de algo típico de China llamado "Pancit Canton" (Chow mein en China), que es como noodles fritos con bacon. Según ella estaba muy bueno, yo ni me acuerdo aunque lo probé. Aparte a ella le trajeron pan con mantequilla y mermelada para untar, sin haberlo pedido.

Después dejé a Rhea pagando mientras yo me iba a tumbar un poco al sol que daba. La verdad que se estaba genial ahí tumbado mientras te daba el solecito de media tarde. El problema eran los 10 niños que había corriendo por la piscina, saltando y mojándonos. Cuando nos cansamos de estar ahí tumbados, osea las 17h, nos subimos otra vez a la habitación a ducharnos y descansar un poco antes de salir al mall. Yo encima aproveché para hacer un timelapse desde la ventana.

Sobre las 19h menos algo, salimos dirección al mall me Asia, para lo que cogimos un Grab que nos costó unos 180php por culpa del tráfico que había. El sitio este era brutal, tenía docenas de sitios para comer de todo tipo, incluso teníamos cadenas americanas que Rhea quería probar si o sí, pero nos pilló tarde y sin hambre.

Entramos en alguna tienda a por regalitos y cosas típias locales, como las bolsas de mangos disecados que trajimos para los del trabajo. De ahí subimos a ver todas las demás galerías e incluso acabamos comprando algo dulce en la tienda llamada BreadTalks. Algo lo comimos ahí mismo, pero el resto lo dejamos para la habitación, donde desapareció incluso antes de ir a dormir, jeje.

A las 21h volvimos en Grab por otros tantos php como en la ida, y yo me puse básicamente a hacer la maleta mientras Rhea se quedaba totalmente dormida encima de la cama con la televisión puesta. LA pobre estaba reventada y yo, que no tenía sueño todavía, me puse a hacer la mochila o al menos todo lo que pude que no estaba secándose o puesto en ese momento. De ahí me tumbé en la cama, bajé un poco el aire acondicionado que me daba en la cara, apagué al tele y a dormir.

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