Tuesday, April 10, 2018

Philippines 10A - Kraken Tour K2

E L   K R A K E N   K 2

Hoy nos volvemos a despertar a las 7am para nuestra desgracia, porque podíamos haber dormido hasta las 10 casi antes de ir al tour de nuevo. Mientras tanto para hacer algo de tiempo bajamos a desayunar, aunque nuestros estómagos ya empiezan a echar chispas con tanto zumo, hielo y demás cosas que tomamos.

Quisimos aprovechar la mañana para ir caminando hasta el final de la calle, la misma que la del ATM pero más lejos todavía, a ver si el puerto donde estan los ferrys era ese, porque al día siguiente nos tocaba ir a Corón en uno. Llegamos en unos 15 minutos andando y efectivamente era ese el que nos tocaba. Regresamos al hotel con la sudada correspondiente, preparamos la bolsa estanca de nuevo con todo lo necesario: móviles, dron, GoPro, cremas, gafas de sol, y mucho más...

Tras un rato de cama e internet, nos ponemos en marcha de nuevo al Marber's restaurant y allí ya nos esperan Andrés y Miriam, con otro grupo nuevo de personas. Esta vez eramos 4 más creo, pero aún así el barco era grande de narices. Había un grupo de mujeres de extremadura, otros de luna de miel, una pareja turco-surafricana, una pareja alemana que no interactuó con nadie durante todo el viaje, uno de los chilenos del día anterior y más gente con la que no llegué a intercambiar muchas palabras.

Nos pusimos en marcha hacia la primera parada, y esta vez no dudamos en tomarnos las pastillas para el mareo, porque según nos comentaron, hoy iba a ser un día más movido ya que los destinos eran en mar abierto. Tras unos 25 minutos  llegamos a nuestro primer destino, que aunque no recuerdo el nombre o la localización exacta, debió ser en la isla de Cadlao.
En esta imagen se puede ver a Rhea en el fondo de la cueva, la cuál tenía una chimenea por la que entraba el sol.

La verdad que era bastante rara y había zonas con bastante suciedad (hojas, ramas, plásticos...) por lo que no nos quedamos mucho. Después de hacernos fotos unos a otros, volvimos por donde entramos, que por cierto, era bastante angosto y con las paredes de piedra volcánica bastante afilada.
Creo que aquí fue donde me apoyé sin querer porque resbalé y me clavé un par de piedras en la mano, pero bueno, nada grabe. Yo creo que todos acabamos con nuestras marcas de guerra de golpearnos contra los corales.

Cuando salimos de la cueva nos fuimos diretos al barco porque no había mucho más que ver por ahí y nos dirigimos al siguiente destino, la playa de Ubugon Cove, o como ellos lo llamaron Cadlao Lagoon. Estaba cerca, con lo que no nos dió tiempo apenas ni a secarnos los bañadores, cuando ya estábamos otra vez en el agua. Esta vez no había kayaks esperándonos, con lo que tuvimos que bajar con las tablas de paddel surf.

Rhea y yo los primeros como siempre para volver rápido al barco a grabar con el dron. Había gente como Miriam que decidió saltar al agua e ir nadando hasta la orilla, aunque era un trozo de la leche. Nosotros nos metimos casi hasta la orilla, donde estaba la llamada Lagoon, porque se veía que cubría bastante, y nos dedicamos a sacar fotos. Luego aprovechamos que llegó Miriam nadando y nos hizo alguna otra desde el agua.
Aquí se puede apreciar la cara de felicidad que tenía yo cuando nos dijeron que solo podía remar uno de los dos, y como yo pesaba más e iba atrás, me tocaba a mi solito.

El agua se puede ver casi transparente en la imagen, y es que cada vez que salía el sol era una pasada.
Regresamos poco a poco al barco mientras Andrés y Miriam seguían buscando peces con las gafas de bucear. Estuvimos una media hora y luego ya nos fuimos al siguiente punto del viaje, la Hidden beach. Esta es la playa en la que se basó el libro de la película de Di Caprio "La playa", aunque luego se rodase en Tailandia. Aunque se puede acceder por barco tranquilamente, se llama "oculta" porque a simple vista cuando pasas con el barco no se vé, porque la orografía de las islas te lo tapa y parece una única pared de roca.

Nosotros como somos más valientes, decidimos meternos por el lado complicado, es decir, a través de las rocas de coral. Al principio se nadaba bien porque cubría bastante, pero a medida que nos acercábamos a la pared de la isla, el agua golpeaba más fuerte y cubría mucho menos. La mejor opción era ir buceando casi en plancha para evitar golpes con las rocas.
En la foto de la izquierda se ve el sitio tan complicado por el que quisimos entrar con el snorkel y la GoPro. A ver, está muy chulo entrar por ahí y de repente encontrarse esa pedazo de playa, osea que yo lo recomiendo totalmente, el problema es la corriente que hay para poder entrar, que puede que no sea aconsejable para no golpearte contra las rocas.

Una vez estás dentro se puede ver lo que hay en la foto de la derecha; una playa circular de aguas turquesas transparentes y calientes, con nada de aire y un sol que te broncea en tres segundos. Cuando llegamos la había gente, que por casualidad ya conocían a gente que venía en nuestro barco. Aparte había un asiático con un dron como el mío grabando desde la propia playa, que yo pensé - ¿cómo narices habrá traído el dron hasta aquí sin empaparlo?.

Estuvimos un rato hablando entre nosotros, con Miriam y con una chica turca muy maja y su marido surafricano blanco como la leche, jeje. Cuando me cansé de la solana, me fuí de regreso al barco a por el dron para grabar mis propias imágenes. Lo más complicado para volver al barco era alejarse de la orilla donde estaban los corales más altos. La corriente te arrastraba constantemente contra la pared y era complicado nadar sin profundidad.

Cuando llegué estaba Didac (el chico catalán) tirado en el colchón del barco reventado. Una cosa que no conté es que el pobre estaba con una infección de orina brutal, y que dos días antes había estado en un barco también con fiebre aguantando viento y marea.

Esa es la putada de vivir en El Nido, nos comentaba Didac. Si tienes un problema médico no te atienden en días festivos o fines de semana, y si tienes algo grabe tienes que pagarte una furgoneta que te lleve a Puerto Princesa al hospital, es decir, casi 7 horas de paseo en esas carreteras del infierno. Más te vale no ponerte malo.
Cuando pasó la media hora de rigor, la gente empezó a volver al barco para proseguir la travesía. La siguiente parada era ya para comer por la horas que eran, casi las 15h. Nos dejaron entre dos islas enormes montañosas, Matiunloc y Tapiutan, enfrente de la Star Island.

Como se aprecia en el mapa, era básicamente al otro lado de la montaña. A mi esta zona me impresionó mucho porque navegar entre estas dos islas montañosas era como estar dentro de una película, y si encima tienes en cuenta el santuario religioso que había en medio, era como una película de James Bond.

Cuando nos detuvimos frente a la isla, nos dijeron que podíamos hacer tiempo tirándonos al agua a bucear un rato. Rhea ni se tiró, se encontraba algo destemplada y no quería mojarse. Yo me lancé sin pensarlo y sin saber lo que había debajo. En esta zona sí que había peces y como para no haber, justo debajo de la proa estaba el cinturón de coral que iba en paralelo a la pared de roca de la isla. Había centenares de peces de colores y me gustó bastante. El inconveniente era que justo a continuación había una caída de nivel impresionante, donde no se veía el fondo y de la que subían de vez en cuando corrientes de agua fría que acojonaban un huevo.

Me subí de nuevo al barco y prácticamente ya estaba todo montado sobre la barra del bar para comer. Encima hoy éramos más y parecía que más hambrientos, porque estaban todos encima de la barra esperando el pistoletazo de salida. Esperamos a que subieran los últimos del agua y nos lanzamos contra las bandejas de comida.

Cuando acabamos ya eran casi las 16h y nos tocaba todabía acceder a la Secret Beach. No estaba muy lejos, de hecho tardamos menos de 10 minutos en llegar a ella desde ahí. Para acceder a ella no había otra opción que sumergirse entre las rocas, por una especie de cueva hasta llegar al otro lado.
Como se aprecia en esta foto aérea, no había otra forma de acceder al interior. Nos tiramos Rhea y yo los primeros del barco, y no sólo para poder regresar rápido y grabar con el dron, sino también para acceder al interior y que no hubiese nadie delante para tirar fotos.

El pasadizo no era muy grande pero se pasaba sin agobios. No hacía falta bucear, pero se recomendaba hacerlo porque las olas te iban moviendo de un lado a otro y encima los peces que entraban por el mismo sitio lo hacían todo más místico y bonito. La verdad que la playa dentro era enana y estaba rodeada por una piscina de agua con corales y peces muy raros. Por eso también se recomendó que entrásemos con las zapatillas puestas.

Nos hicimos unas fotos y unos vídeos y salimos otra vez al barco a sacar el dron a pasear. Mientras tanto uno de los chicos del barco se puso a bucear con aletas para pasar por debajo de una especie de pasadizo bajo el agua.
También es cierto que con aletas se nada mucho más rápido y encima ellos eran super bajitos y cabían por todas partes.

Aún así yo no lo hubiera hecho, me da mucho respeto hacer esas historias.
Yo seguía jugando con el dron y la gente seguía todavía en la playa metidos haciendo tiempo. La zona era una auténtica pasada. El problema es que la noche caía y nos teníamos que ir porque sino no llegaríamos a la puesta de sol desde el barco. Lo aco*onante de aquí, fue ver a la chica que ayudaba en el barco, cómo escalaba las paredes de la roca con los pies descalzos sin hacerse daño. Impresionante el cayo que tiene esta gente, que se sube por todas partes sin problemas, como el día anterior a los cocoteros.

Cuando todo el mundo regresó, pusimos rumbo a la playa de Corong Corong para terminar el viaje. Pero como se aprecia en el mapa, el sol nos iba dando siempre por la espalda y había nubes, con lo que las fotos no fueron ni la mitad de bonitas que las del tour de día anterior. Aún así merecía la pena ver cómo cambiaba el cielo de color. Cuando pisamos la playa eran las 18h aproximadamente y ya solo nos quedaba despedirnos e ir a coger el triciclo correspondiente a El Nido (100php).

Cuando nos acabamos de duchar y preparar, salimos a cenar a un sitio que habíamos visto desde el primer día que servía bowles de frutas de los que nos gustan a los dos, llamado Glow Juices. La verdad que no resultó ser como lo esperábamos, es decir, no tenían muchas de las frutas que muestran en la carta y las acabaron sustituyendo por "dragon fruit", que es algo así como un kiwi pero trasparente e insípido.
Aparte le metieron mucho zumo de otra fruta que no sé que era, mango, algo de plátano y açai, que son como unas bolitas púrpura muy amargas.

La cantidad y el precio mas o menos cuadraba, pero realmente el sabor del mío era horrible y lo acabé tirando porque me daba un poco de asco. Me dió rabia hacerlo, pero peor era comerlo sin ganas.

El de Rhea estaba mucho mejor porque era más básico, tenía mucha piña, mango y plátano y entraba mejor al estar frío.
Tras el fracaso de esta cena, pensé en comprarme algo más para saciar el poco hambre que tenía en ese momento, pero creo que no llegué a comprar nada más. De verdad que lo poco que comí del bowl me cerró el estómago.

Después de esto, solo nos quedaba buscar algún regalo más para la familia de Rhea y de ahí sobre las 21h cogimos dirección al hotel para preparar las mochilas y descansar, porque al día siguiente nuestro ferry salía a las 6am.

TIPs:
  • El tour K2 es la mezcla de los tours B y C que ofrecen la mayoría de empresas de El Nido. Este coge lo mejor de ambos y encima sale más tarde para evitar colapso de barcos.
  • El tour K1 tiene mejor sunset.
  • Sacad dinero siempre por las mañanas que es cuando no hay cortes de luz.

No comments:

Post a Comment