E L N I D O
Nos despertamos sobre las 7am con la preocupación de si habría o no ATM funcionando. Bajamos primero a desayunar y cuando acabamos fuimos directos al cajero, y cuando digo directos, digo directos. Vamos que no me cambié ni el pijama, jaja
Al llegar al cajero vimos una cola de gente esperando y dedujimos que la luz había vuelto. Efectivamente los dos cajeros estaban a pleno rendimiento. Hicimos nuestras matemáticas particulares y sacamos de 2 veces porque no nos daba la pasta que queríamos sacar. Es una putada porque cada vez que sacas, te meten una comisión de 250php (3.5€). Necesitábamos dinero para pagar los dos tours del Kraken, cenas en El Nido y todo lo que fuésemos a hacer en Corón, porque habíamos leído que allí tampoco habría cajeros.
Con toda la billetada nos fuimos al hotel a descansar, porque una cosa buena que tiene el tour del Kraken es que no sale a horarios convencionales, y de ese modo evitamos aglomeraciones en los puntos de parada. La hora de salida eran las 11am desde un local llamado Marber's Restaurant. Mientras yo regresaba al hotel a hacer uso del baño, jeje, Rhea se quedó en uno de los puestos de camino para comprar una bolsa estanca, que nos haría falta durante la mayor parte de lo que queda de viaje. Creo que costó alrededor de 300php.
Las horas en el hotel se hacían eternas, porque no teníamos TV, le pegaba el sol en la habitación y encima internet solo conseguíamos usarlo muy pronto por la mañana. Después de cargar labolsa de 20kg estanca con todas nuestras cosas, siendo casi las 10.50 nos pusimos en marcha hacia el restaurante de la playa. Tardamos unos 5 minutos en llegar, y justo cuando estamos allí me doy cuenta que llevo el dron, pero no el móvil para manejarlo. Volví corriendo y en menos de 5 minutos ya estaba de vuelta, eso sí, con una sudada del 15.
Nos registramos con la chica, le pagamos lo que debíamos y nos tocó esperar un poco a que estuviéramos todos. No éramos muchos, unos 6 españoles, 2 chilenos, 4 australianos, un par de argentinos y un par de alemanes creo. Cabe decir que el barco del Kraken también es 4 veces más grande que un barco turístico convencional.
Llega el barco a la orilla, pero ninguno se detiene en la arena, así que nos acercan una cesta grande de plástico y nos dicen que tiremos ahí todas las bolsa (menos mal que compramos la estanca). Para subirla al barco, le tuve que ayudar al chico porque pesaba bastante y encima este chico era la mitad de alto que yo. Donde él casi ya se ahogaba, yo iba perfectamente andando, jajaja.
Subimos todos al barco y nos pusimos en marcha en mar abierto. Nosotros teníamos miedo de que con el viento del día anterior se hubiese cancelado hoy, o que no se cancele pero la mar estuviese muy revuelta. Por unas u otras, no dudamos en tomarnos la pastilla del mareo, a la que había que sumar las de la malaria y del estómago que nos metimos con el desayuno, un festival de pastilleros, jojojo.
Ahí en el barco empezamos a hacer buenas migas con dos españoles que vivían en Dublín, Andrés y Miriam. Aparte, el camarero de la barra o ayudante del barco, era de Barcelona, lo que también nos ayudaba a hablar de cualquier cosa. Le íbamos preguntando del tour, de los destinos, dónde íbamos a continuación, dónde se comía, etcétera. Aquí pasó el primer plato con snacks del viaje a modo de bienvenida. Por supuesto podíamos pedir todas las bebidas que quisiéramos y cuando quisiéramos, había barra libre.
El primer destino era el Small Lagoon. Se llama así, porque era un entrante de mar en un hueco que dejaban las rocas de la isla de Miniloc, donde el agua se calmaba hasta el punto de parecer una laguna. El color del agua era casi transparente y cubría poco. Nuestro barco se detuvo en mar abierto fuera del lago, y nos acercaron unos Kayaks para poder ir de 2 en 2 remando hacia dentro. También teníamos la posibilidad de utilizar las tablas de paddel que llevábamos en el barco subidas.
Después de la media hora que nos dejaron estar ahí, nos dispusimos a movernos al siguiente sitio, que estaba muy seguido de este, era el Big Lagoon. Yo pensaba sacar el dron en el pequeño, pero me aconsejaron sacarlo en el siguiente porque era cuatro veces más grande, y desde allí arriba se verían los dos seguidos.
Nosotros nos metimos hacia el fondo más azul oscuro que se ve en la imagen, y seguidos por Andrés y Miriam, nos empezamos a intercambiar fotos del lugar. Luego ellos se quedaron por ahí haciendo más fotos y Rhea y yo nos metimos en el brazo que se ve a la izquierda abajo. Había algún pasillo entre rocas para meterse con el kayak y de ahí nos fuimos ya al Kraken a volar el dron.
Mientras la gente seguía por el lago metida, nosotros nos secábamos en el barco gozando con las imágenes aéreas. Aquí la gente empezó a darse cuenta de lo que era un dron, especialmente los australianos jóvenes que se quedaron pillados. Como la gente tardaba en llegar al barco, nosotros nos empezamos a tirar al agua desde el barco para refrescarnos un poco, porque no es que hiciera demasiado calor, pero parados en el barco con el bochorno, te quemaba bastante.
El siguiente punto era para comer ya. Nos llevaron a una zona donde había poca corriente, porque seguía siendo mar abierto, y nos dejaron tirarnos a bucear un rato. Yo me tiré y rápidamente ví que no había mucho que rascar ahí, era más un pasatiempo hasta que tuvieran la comida lista. Rhea ni hizo el amago de tirarse, y cuando me vió salir tan rápido menos aún.
Con toda la panzada encima, nos empezamos a mover hacia la snake Island. En Google no aparece ni como isla, y es que es un banco de arena que aparece y desaparece con las mareas. De hecho, cuando llegamos nosotros con el barco solo se veía un barco parado ahí mismo, y gente caminando por una zona que no cubría mucho.
La siguiente parada era una isla muy cercana a donde habíamos estado el día anterior con la tirolina, se llamaba la isla de Pinagbuyutan. Cuando llegamos solo se veía una isla que estaba formada casi 90% de una pared vertical de roca volcánica, y en la base una pequeña extensión de terreno donde había una pequeña playa, con unas pocas palmeras y una caseta de bamboo, como en todas partes.
La putada era que esa zona de playa era donde ya apenas daba el sol, pero merecía la pena bajar a verla y sacarse unas fotos. Además había unos locales en la isla escalando los cocoteros con los pies descalzos que era para verlos.
El barco se movía desde la isla de Pinagbuyutan hasta la playa de Corong Corong por la línea azul marcada en el mapa, mientras manteníamos el sol siempre a nuestra izquierda. Las nubes se habían disipado o estaban ya por encima de la línea del sol, con lo que pudimos hacer cientos de fotos de diferentes colores a medida que el sol iba cayendo por el oeste tras las islas.
A todo esto había que añadir que en el barco, los chicos iban cambiando la música a medida que iba avanzando el día. A primera hora de la mañana era música pop, luego por la tarde más música de discoteca, y cuando nos acercábamos a Corong beach la música empezó a ser un rollo más tirando a Titanic o cosas así, jeje. La verdad que se lo tenían muy bien estudiado, porque ademas había muchas parejas, viajes de novios, etcétera.
Cuando ya todos estábamos en la orilla, nos trajeron la caja con todas las cosas, las recogimos, nos despedimos de los australianos (porque tenían el hotel ahí mismo en la playa) y nos subimos desde la playa a la carretera general para poder llamar a un triciclo. Bueno digo llamar, pero cuando salimos ya había varios esperando. Nos medio despedimos de Andrés y Miriam, aunque les convencimos de que hicieran el tour K2 con nosotros al día siguiente, porque ellos encima tenían el hotel a una media hora de El Nido, en un hotel que tela, nos dijeron.
Entonces nos subimos a dos triciclos diferentes y les dijimos que nos siguieran, que las oficinas del Kraken estaban al lado de nuestro hotel. Cuando nos dejó el triciclo en el Coral Cliff, ellos nos adelantaron. Subimos al hotel y nos duchamos, esta vez ya con agua algo más caliente, después de que subieran por segunda vez a enseñarnos cómo funcionaba el agua (el agua caliente va alrevés que en el resto del mundo).
Salimos a cenar sobre las 20h como siempre, y nos fuimos a una trattoria que había en la calle de los restaurantes llamada Altrove El Nido, por unos 560php. Había que descalzarse para entrar, y estaba como siempre a reventar. Tuvimos suerte que una mesa quedó libre y nos metimos al local rápidamente. Nos pedimos una pizza para compartir y cuando acabamos nos cogimos un helado en la tienda de la esquina, llamado Gusto Gelato. Estaban muy buenos, pero cabe decir que los frigoríficos allí no funcionan como los de aquí, es decir, o lo comias a carreras o adiós helado, jeje.
Desde aquí, todavía con la pizza en la barriga, preferimos caminar un poco calle abajo buscando algunos imanes para la familia. Cuando los encontramos, nos fuimos de regreso al hotel a descansar, que al día siguiente esperaba otro tour.
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