Saturday, April 7, 2018

Philippines 07A - Port Barton island hopping

Amanece un nuevo día en Port Barton cuando aún no eran yo creo ni las 5 de la mañana, por culpa de los putos gallos. Si en ciudad ya molestan, en un pueblo perdido en medio de la selva te lo puedes imaginar.

Yo me desperté entre sudores y ruidos y tuve que coger los tapones para los oídos de la mochila porque no podía más, es que no callan, y encima hacen el efecto llamada de unos a otros. Y todo para luego hacer las peleas de gallos, si es que...

En fin, nos levantamos y empezamos a recoger lo poco que nos quedaba a la vista, porque la mochila la habíamos preparado ya por la noche, sabiendo que hoy había que dejar el hotel.

A las 7.40am nos dejaron el desayuno en la mesa de fuera, donde venían tostas, pancakes, tortilla con verduras y un par de botellas de agua. Era ya un pelín tarde si queríamos estar a las 8am donde Jomar, pero bueno, no podíamos forzarlo mucho más.

Cuando terminamos de desayunar, recogimos la última ropa mojada del tendedero y lo metimos todo como pudimos en bolsas de plástico, y de ahí a la mochila o maleta. Lo dejamos todo en la recepción del hotel y nos llevamos lo imprenscindible para el tour de island hopping. Sobre las 8.10am estábamos saliendo hacia donde Jomar para ver qué le había dicho su jefe de la furgoneta a El Nido.

Cuando llegamos Jomar salío a recibirnos y a darnos la buena noticia de que sí, efectivamente nos llevarían a El Nido, pero tendría que ser por 3500php (nosotros no dudamos en decir que sí claro está). Entonces le dijimos que teníamos un tour, y que sobre las 16:30 llegaríamos a la playa, cogeríamos nuestras mochilas y nos íbamos.

Al mismo tiempo apareció con la moto el que nos reservó el tour (Chris), y nos fuimos detrás de él y con Jomar al centro de información a por la "eco-card" esta que hay que sacarse sí o sí. Resultó, que este centro estaba en una de los arcos de acceso a la playa, pero en la planta de arriba, que tenía un casetucho. Allí subimos y vimos que había dos chicos en dos mesas cobrando 50php por persona y repartiendo el papel con tu nombre.

Una vez teníamos todo preparado, Chris nos dijo que esperásemos en la playa un poco hasta que llegasen el resto de parejas, porque era pronto, es decir, habíamos acabado todos los trámites y nos sobraba media hora.
Sobre las 9am apareció una de las parejas del viaje. Eran estadounidenses y estaban viviendo su jubilación en Filipinas desde hace meses.

A las 9.10 apareció la otra pareja de holandeses. Mucho más jóvenes y parecía que con cara de pocos amigos, aunque siendo de allí, no me extrañaba mucho, jeje.

En total éramos 6 personas en un barco pequeño, y considerando que en otros barcos iban hasta 20, nos sentimos afortunados. Podíamos elegir las gafas de buceo que quisiéramos, hacer lo que nosotros quisiéramos, ...
La primera parada era una vieja conocida de Rhea y mia, es decir, la starfish island. La misma del kayak y del dron del día anterior, pues esa. La única diferencia era que ahora había muchos más barcos allí parados como el nuestro, y que resultó que las estrellas de mar no estaban alrededor del banco de arena, sino a unos 50m de ella.

Nosotros le dijimos a Chris que por qué no parábamos al lado de ellas en lugar de en el sandbar, que las veríamos mejor. El americano decidió ir nadando porque ya estaba en el agua, pero los demás nos acercamos con el barco. Aquí si que había muchas, no como el día anterior. Estuvimos revoloteando alrededor de ellas unos 15 minutos y nos fuimos al siguiente punto.

No tengo muy claro dónde estaba el punto de las tortugas, porque primero nos desviamos bastante hasta una isla, donde Chris paró a comprar pescado a una mujer mayor que estaba en la orilla con una barquita. De ahí giramos hacia la izquierda y todavía tardamos un buen rato en llegar. A todo esto, el tubo del motor de nuestra barca iba soltando algo negro muy chungo, que no nos gustó mucho, la verdad.

Cuando llegamos al punto de las tortugas, nos tiramos ansiosos con ganas de ver alguna pero no tuvimos suerte, debía ser muy pronto y no había ninguna. Es más, apenas había peces para ver, y decidieron seguir con la marcha y dirigirnos a la isla donde nos prepararían la comida, llamada Máxima Island, pegada a otra llamada Exótic Island.

Llegamos sobre las 11am y nos detuvimos junto a una caseta de bamboo hecha en la propia orilla para estos eventos, es decir, tenía una especia de hornillo/BBQ, y un par de mesas para comer. Por supuesto, vigilando el fuerte estaban los gallos y un par de perros. Como era muy pronto, nos dieron tiempo libre para hacer lo que quisiéramos. La gente se calzaba y se iba a dar la vuelta a la isla por un camino de piedra, pero Rhea y yo decidimos tirarnos al agua a ver peces junto al arrecife.
Tras un buen rato buceando, y tras ver que por esa zona también había alguna que otra medusa transparente, decidimos ponernos las chancletas e ir a ver dónde iba toda esa gente que rodeaba la caseta por el camino de la foto en la izquierda.

Realmente el camino era de roca volcánica, con algo de arena de playa tirada por encima a mano. Y tras un breve recorrido de unos 100m, aparecías en otra playa con mas mesas para comer en la parte de atrás. El agua estaba muy turbia en ese lado porque encima tenían unas 3 o 4 barcas amarradas. Eran barcos de guiris, que parece que les da igual el agua con gasolina, turbia y sin peces, lo único que les parecía interesar era el sol. Nosotros dimos la vuelta y nos fuimos de nuevo hacia la caseta, con la suerte de que a mitad de camino nos encontramos a Chris que venía a buscarnos para comer ya.

Por suerte, debía haber una especie de turnos de comida que ellos mismos manejabas, con lo que ahora nos tocaba comer a nosotros. Eran como las 12 del mediodía, y aunque no teníamos mucha hambre, el ejercicio en el agua y demás te lo acababa dando. La comida era muy simple, consistía en dos fuentes grandes, una con arroz apelmazado y otra con pescado y pollo. Todo ello a la parrilla, sin aceites ni cosas raras.

La mujer americana hizo los honores y desmenuzó el pescado un poco, porque veía que todo el mundo la estaba liando al cortarlo, jojojo. Yo me centré en el pollo y el arroz, que además venía con la salsa agridulce típica que preparan ellos. También llegué a probar algo de atún, pero la sardina y el otro pescado que, como dice el Quijote "de cuyo nombre no quiero acordarme", se lo dejé a Rhea.

Aparte de todo esto, en la propia caseta te vendían agua mineral, esta vez era buena. Tuvimos que pedir prestado a Chris el dinero porque no teníamos nada encima, después de venir de bucear como para llevar nada encima. Era gracioso, porque el que llevaba el Kiosco ahí era un hombre mayor con dos niños de menos de 5 años cada uno, pero parecían felices estando todo el día ahí metidos jugando con la arena, 2 palos y viendo turista.

A todo esto, mientras comíamos, Chris se metió en una tumbona justo detrás de nosotros a la sombra, a dormir la siesta tranquilamente. Estrés menos un millón. Aparte nos dijeron que hasta dentro de media hora nos saldríamos, que nos dedicasemos a hacer lo que nos diera la gana. Loa americanos y Rhea y yo nos fuimos por el otro lado de la isla donde decían que había unas escaleras para subir a la cima, aunque nunca llegamos a subir. Dimos un simple paseo adelantando incluso a los holandeses que se tiraron en la arena a dormir.

A la media hora, es decir, sobre la 13pm nos pusimos en marcha de nuevo hacia la zona de las tortugas a ver si esta vez teníamos más suerte.
Como se puede apreciar en la imagen, esta vez sí que tuvimos más suerte, y es que no habíamos detenido el barco y ya nos estaban haciendo señas unos franceses desde el agua, de que había una justo debajo.

Bueno, en realidad los franceses nos decían que no había nada, como para que no fuésemos a molestar, pero era bastante obvio que sí estaba.
Estuvimos un rato nadando a su alrededor y yo al final me subí al barco porque me daba pena del agobio de la pobre con 200 personas alrededor haciendo fotos, vídeos, etcétera. Unos minutos más tarde debió aparecer otra un poco más pequeña a unos 10 metros del barco, pero ya no nos tiramos a por ella.

A los 20 minutos de estar por ahí, nos subimos y nos fuimos al siguiente punto de parada, al White Reef, y a continuación de este, el Twin Reef. Ambos eran una auténtica pasada y además, a ratos entraba el sol y se iba mostrando la amalgama de colores que tenían los corales. Era increíble porque además el coral llegaba casi a la superficie, es decir, había zonas donde había que nadar con mucho cuidado para no chocar contra ellos, porque encima las gafas de buceo hacen efecto lupa y es peligroso.
En estos dos arrecifes es donde pasamos la mayor parte del tiempo buceando, yo diría que entre los dos casi una hora. Claro al final tanto esfuerzo pasa factura y estábamos hechos una piltrafa cuando subimos al barco.

Ya no quedaban más sitios por ver y eran cerca de las 15h. El barco se puso en marcha de vuelta a la playa de Port Barton donde estaba la última parada. Durante ese útlimo trayecto no hablaba ni cristo, jajaja, estábamos todos ya cansados de tanta agua y tanto nadar.

Yo tengo que decir, que las gafas de buceo estas grandes que llevo yo, no están hechas para mar abierto. Cuesta el doble respirar al tener dos sitios por los que consumir oxígeno y se llena mucho más de agua que unas gafas normales. Mejor las gafas de snorkel normal.

Cuando nos bajamos del barco en la playa de Port Barton era todavía muy pronto, nos despedimos de la gente y nos limpiamos un poco la arena en el agua. Habíamos quedado en irnos a las 5 a El Nido, pero nos parecía una tontería estar esperando 2 horas allí sin poder hacer nada, porque nuestras mochilas estaban en el hotel prácticamente secuestradas. Por eso decidimos ir a hablar con Jomar y pedirle que lo adelantase al menos una hora, a las 16h.

Por supuesto que Jomar no puso ninguna objeción, era un tío bastante peculiar, pero una gran persona que además siempre estaba sonriendo. Nos dijo que sin problema, que llamaba a los de la furgoneta y a las 16h nos recogerían en nuestro hotel Bing Vice (el cual Jomar mismo nos dijo que era muy caro, aún habiendo pagado 20€ por la noche).

Mientras hacíamos tiempo hasta las 16h, porque debían ser las 15:20 o así, nos fuimos a nuestro local favorito, para qué investigar y llevarse una mala sorpresa cuando en este sitio sabes que la calidad es buena, jeje. Ahí nos volvimos a pedir un zumo de frutas para hidratarnos un poco, porque quién lo diría que después de todo el día en el agua, el cuerpo te pediría beber sin parar.. ¡¡ maldita sal !!

Sobre menos cuarto nos fuimos al hotel, recogimos las mochilas un poco con lo que traíamos del barco y justo en ese momento aparece Jomar montado en la furgoneta. Más puntual imposible. Subimos todas las cosas a la furgoneta, dejamos a Jomar en su tienda, les pagamos el viaje (supongo que para que él se llevase su pequeña comisión) y nos pusimos en marcha a El Nido.

El trayecto era bastante pedregoso, porque si lo comparas con una distancia de España es nada, pero con esas carreteras, nos llevaría casi 4h y media. Iban dos punquetas conduciéndola con una música rayante que no sé ni cómo describirla. Yo a veces lo comparo con estar estrangulando gatos, jejeje, pues parecido.

Por suerte Rhea y yo teníamos toda la furgoneta para nosotros solos. Al principio los dos íbamos sentados en la fila inmediatamente detrás del conductor, pero rápidamente Rhea se desmarcó y se puso una fila más atrás totalmente tumbada. Yo ya veía que para mi envergadura, eso iba a ser complicado.

A los 15 minutos de salir de Port Barton paramos a repostar en una gasolinera, y ellos aprovecharon para fumar. Ahí vi mi momento estrella y les bajé la música porque era horrible. Yo creo que ellos se dieron cuenta de sobra y el resto del viaje la pusieron, pero más baja.

El camino tengo que decir que fue una auténtica tortura por varios motivos: primero que en ese país tienen la mala costumbre de pitar por todo (hola, adiós, qué tal estás, quita, que paso, voy, cuidado, insultos varios, ...) y eso te pone la cabeza como un bombo. Segundo porque vamos dando botes durante mas de 4h y eso te revuelve el estómago aunque no quieras. Tercero porque estábamos reventados del  tour y no pudimos descansar, al menos yo. Y finalmente por la música asquerosa que llevaban. No me quiero imaginar si vamos en esa misma furgoneta con otros 8 guiris... me pego un tiro.

Cuando ya solo quedaba una hora nos detuvimos 10 minutos en una ciudad que hacía intersección llamada TayTay, marcada en amarillo en el mapa. Nos bajamos a estirar las piernas, usar el baño que olia a muerto, jejej, una experiencia religiosa vamos. Mientras tanto la noche se nos echaba encima ya.

Sobre las 19.50h hicimos nuestra entrada en la calle de hotel finalmente. Nos bajamos casi como el papa, besando el suelo. Entramos al hotel, que tenía pinta de lujoso y nuevo, e hicimos el checkin. Subimos a la habitación del tercer piso sin ascensor, no funcionaba la tele, la ducha iba solo con agua fría, internet no funcionaba. Efectivamente habíamos llegado a las Filipinas profundas.

Era rato que todo funcionase tan mal siendo una zona tan turística, pero bueno, con los pocos recursos que tienen, tener esos monstruos de hoteles pues es lo que tiene. Al acabar de prepararnos salimos a ver qué cenábamos, y aunque yo no tenía mucha hambre, Rhea estaba que mordía, así que hice de tripas corazón y venga, a pasear.

Tuvimos suerte porque estábamos justo en la calle paralela a la de los restaurante de la zona, con lo que en menos de 2 minutos ya estábamos en pleno apojeo. Había de todo, heladerías, pizzerías, hamburguesas, locales de fiesta, negocios de bowles de frutas, tailandeses, etcétera.

Yo seguía sin hambre y con un dolor de cabeza espantoso, pero finalemente nos sentamos a comer en un sitio llamado Pukka Bar. Era un sitio de kebabs y burrito pero con un toque local, no estaba nada mal. Acabamos de cenar tarde, sobre las 22 casi y nos fuimos directos al sobre que había sido un día largo e intenso.

TIPs:
  • En Port Barton no hay cajeros, todo funciona con cash.
  • Port Barton es básicamente un pueblo vegetariano.
  • Todos los tours de Port Barton son iguales y valen lo mismo (700php/persona). No esperes al último momento a comprar uno porque te va a dar igual, te cobrarán lo mismo.
  • Usad pasta dentífrica para limpiar la gafa de buceo, funciona mejor que echando saliva y es menos cerdo.

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