Thursday, April 5, 2018

Philippines - 05A En moto al oeste

Sin duda, nos podremos arrepentir o no de no haber visitado las cuevas subterráneas de Puerto Princesa, pero la playa a la que íbamos hoy, ha sido una de las mejores en las que hemos estado en muchos años, y del viaje puede que también.

Me desperté sobre las 4.30am con un jetlag impresionante, y hasta que no sonó el despertador de Rhea a las 6am, allí estuve en la cama haciendo el idiota con el móvil. La verdad que luego se me ocurrió, y podía haber subido al rooftop a grabar la salida del sol, vamos, por hacer algo útil.

En fin, nos despejamos un poco, nos pusimos algo encima y directos al comedor del restaurante, que estaba al final del pasillo. La verdad que el hotel por dentro era enorme, y luego nos dimos cuenta que las habitaciones del hotel estaban justo encima de un centro comercial, al que teníamos acceso directo, pero que estaba en obras.
El restaurante del hotel era tipo buffet, es decir, tenían de todo, desde bandejas de fruta, pancakes, tostadas, pollo con arroz, pescados, etcétera.

Nosotros intentábamos variar un poco entre salado y dulce para llenar bien el estómago, porque el paseo de hoy iba a ser interesante.
Cuando acabamos de desayunar todo este montón de historias, nos volvimos a la habitación a prepararnos, echarnos crema como siempre y preparar las mochilas. Nuestra idea era la de salir con la moto del hotel sobre las 8am, y así fue.

Inicialmente íbamos a la aventura, porque sabíamos que Nagtabon era una playa poco frecuentada, pero no sabíamos si habría algo para comer, beber, etcétera. Nosotros simplemente llevamos la ropa de playa, cámaras y dron para grabar, y una botella de agua del minibar
Como se aprecia en la imagen, estábamos cruzando literalmente de costa a costa de Palawan con la scooter. Al principio encontramos algo de tráfico saliendo de Puerto Princesa por la cantidad de cruces que había, pero al salir tan pronto por la mañana, evitamos mucho más.

La carretera estaba totalmente asfaltada pero sin arcenes, y por supuesto no es el asfalta al que estamos acostumbrado a ver, sino que era hormigón echado a mano. Esto hacía que la carretera fuese bastante irregular y botase mucho. Lo que no era nada recomendable era viajar de noche, porque lo más peligroso de todo el camino son los carteles que de repente salen a ambos lados de la carretera avisando de obras, porque estaban ensanchando las vías. Por eso muchas veces ibas por dos carriles y de repente tras la curva cambiaba a solo uno.

Otro problema gordo que le veo es la ingente cantidad de perros sueltos que hay, y que se acuestan literalmente en la carretera a dormir, simplemente porque un árbol da sombre ahí. Encima deben estar acostumbrados a los pitidos de los coches y motos, porque pasan de todo, hay que tener mucho cuidado.

Cuando estuvimos tambíen ponía alededor de una hora, pero si hubiéramos querido, en 40 minutos ya estábamos allí, y no por correr, porque con la moto no pasamos de 60km/h. Pero nosotros nos paramos de vez en cuando a grabar con el dron, o incluso tuvimos que reducir la marcha cuando vimos un control de carretera. Fue gracioso porque habían parado a una furgoneta de turistas que seguramente iban a las cuevas subterráneas, y nosotros al ir por nuestra cuenta en moto (y con casco), pues nos dejaron pasar sin más. Pringaos !!!
Ahí vamos los dos en la moto, superfelices de la vida. Y es que todo el recorrido era mas o menos así, es decir, pura selva.

De vez en cuando se veía alguna casa entre los árboles, o alguna población con su colegio y alguna tienda, pero poco más. Estaba todo muy virgen todavía, y que dure.
Lo primero que queríamos era capturar la típica imagen de la playa desde arriba que todo el mundo hace, pero cuando nos desviamos hacia la carretera de la playa nos perdimos. Básicamente empezamos a bajar tanto de golpe que sabíamos que no era por ahí el mirador, pero  bueno, la playa estaba, que era lo que veníamos a buscar.

Al llegar sobre las 9.15am, había un par de motos aparcadas a la entrada, se veían un par de puestos hechos de juncos a ambos lados y nada más, y cuando digo nada más es, nada ni nadie más. Era una pasada, toda una playa entera para nosotros solos. También el hecho de que fuese tan pronto ayudaba a que no hubiese nadie, pero es que te sentías como en una isla desierta.

Nosotros colocamos nuestras toallas donde nos pareció y directos al agua. Yo creo que es el agua de una playa más transparente y limpia que he visto en toda mi vida. Apenas había corriente, pero eso sí, estaba llena de pequeñas medusas marrones, por cientos de ellas, aunque eran inofensivas, es decir, no hacían nada al tocarlas.
La verdad que el día fue básicamente pasear por la playa, meterse al agua, volar dron, toalla y tomar zumos de frutas en bucle.

Nos fuimos paseando al final de la playa como se ve en la foto, dimos la vuelta para el otro extremo, luego al agua, toalla...

Mientras tanto empezaron a llegar parejas de extranjeros, pero muy pocas, es decir, puede que cada hora aparecieran 4 o 5 personas.
Nosotros encontramos un puesto de comida que nos gustó y al que siempre íbamos a pedir un buen zumo de platano con piña y hielo. Alrededor de las 2 de la tarde, cuando el sol cascaba de una manera impresionante y ya no se podía ni caminar por la arena de lo que abrasaba, decidimos ir de nuevo a este puesto y pedir algo de comer. La variedad no era su fuerte, pero la comida era todas de plancha de parrilla, es decir, poco grasienta.

Tenías para elegir entre pollo, cerdo o pescado que tenían espuesto en unas cajas acristaladas. La verdad que no daba mucha confianza por estar sin hielo, pero parecía recién pescado, así que Rhea se pidió un pescado con arroz. Yo prefería no pelearme con las espinas y tirar por el muslo de pollo con arroz y verduras. La verdad que no estaba nada mal, además el arroz siempre viene acompañado de una salsa muy típica de allí, que no sé cómo se llama, pero que la ponen siempre. Es algo así como dulce pero a la vez un poco fuerte, amarga...es mejor probarla que explicarlo.

Después de acabar de comer nos fuimos a tirar a la toalla a relajar nos un poco bajo una palmera, porque lo malo que tiene esa playa es que, al estar al oeste, cuando el sol empieza a caer, no hay dónde resguardarse del calorazo.
Había unas palmeras que se pueden apreciar detrás de mí en la imagen de la izquierda, pero eran como una especie de merendero/hotel, no lo tengo claro, y nos se podía entrar así como así. Nosotros encontramos esta palmera donde estoy tumbado (la única de lado a lado) y nos tumbamos a dormir una siesta. Rhea decidió que era buena idea tomar algo más de sol, pero yo ya estaba al límite diario de rayos-V que mi cuerpo podía absorver sin quemarme (más). Aparte, ya no me hacía mucha gracia echarme crema con arena por encima, es un engorro.

Cuando el sól empezó a caer de verdad sobre la costa, me subi a un puesto de socorrista hecho también de caña de bambú, y puse mi GoPro a grabar en timelapse para ver luego un sunset de lujo. Como la caseta estaba vacía, la utilizamos a lo largo del día para grabar varios video del dron, hacer fotos, etcétera.

Cuando desperté de la siesta corta que tuve, porque dos que estaban detrás de mi (el hombre yoga y su novio) no paraban de rajar mierda por la boca, nos fuimos al agua y a hacernos algunas fotos los dos juntos, o mejor dicho, a que nos hicieran. Aprovechamos después para tomar el último zumo, pero a la chica de la tiendina se le había acabado el hielo y la piña, jejej, les habíamos reventado el negocio, o mejor dicho, levantado con tanta compra. La verdad que al final del día salía todo muy barato, porque estábamos tomando zumos de mas de medio litro cada uno por apenas 1€, y comer por 3€.

Teníamos pensado ver el sunset, pero hasta cierto punto, porque salir de noche por esa carretera durante una hora era casi un suicidio. Sobre las 17.30 creímos que ya era suficiente timelapse por hoy. Subí al puesto del socorrista a por ella, aunque esta vez sí que estaba allí él e incluso me pregunto con una sonrisa si era mía, jeje. Luego recogimos y nos fuimos directos a por la moto.
Al principio de la cuesta la moto casi no podía con nosotros y los bártulos que llevábamos, hasta que nos adelantó una moto con 3 encima, uno de ellos el doble que yo de gordo, y empezamos a darle caña hasta que llegamos a la carretera general.

Antes de girar hacia Puerto Princesa, se me ocurrió seguir la carretera hacia el otro lado, donde seguía subiendo bastante rato mas. Pensé que por el ángulo de la foto de internet, tenía que estar por ahí el mirador y... Bingo!!!

A escasos 300m del cruce nos encontramos con lo que parecía un mirador, pero que a su vez era como una granja particular. No nos equivocamos, era ambas cosas :D
Era una granja particular de una mujer que tenía un kiosco dentro de snacks y bebidas, pero que a su vez cobraba una entrada irrisoria (20php los 2) a los turistas por entrar y ver la puesta de sol o hacerse fotos como la que nos hizo ella muy amablemente. Yo saqué todas las monedas que tenía Rhea en la cartera y se las día, aunque luego nos quedamos con ganas de darle algo más, o comprarle alguna bebida, mea culpa !!

Encima es que era una mujer muy maja, parecía joven y encima tenía por allí alrededor 2 o 3 niños pequeños a su cuidado. Ella misma fue la que nos dijo que habíamos tenido mucha suerte, porque era la primera vez en 2 semanas que se veía el sunset de esa manera, que hasta entonces las nubes lo habían cubierto todo. Seguíamos con nuestra suerte particular del viaje, porque nosotros también dudamos que se fuese a ver algo y mira.

Ahora si que pusimos pies en polvorosa hacia Puerto Princesa, ya casi sin luz y encima yo que veo menos que yo que se. Lo bueno era que en ese primer tramo no había apenas tráfico porque era una carretera secundaria o terciaria. Aproximadamente un poco más allá de la mitad del camino, se nos echó la noche encima y entre que el casco estaba lleno de mierda y no se veía mucho a través, y que con el foco de la moto encendida todos los mosquitos me iban a la cara, lo pasé un poco mal.

Eran alrededor de las 18.30 cuando empezamos a ver que el tráfico aumentaba, y es que estábamos cerca de entrar ya en la ciudad. Pero antes, decidimos detenernos en un centro comercial Robinsons, que son enormes, a comprobar si había after sun y cremas (como siempre). No tuvimos suerte y solo acabamos comprando una crema hidratante de litro para todo el cuerpo. Aquí creo recordar que casi nos da un patatús al esperar en la cola para pagar. Entre la pachorra que le echan, que se ponen a hablar entre ellos y que no tienen prisa para nada, pues venga, media hora para pagar una crema y unas chocolatinas.

Por supuesto, las chocolatinas no eran la cena, y por eso subimos a la planta de arriba a ver qué tenían en el foodcourt. Mientras yo miraba sitios, Rhea se fue a una tienda a comprar algo de cosmética para ella. Como arriba no había nada, acabamos bajando y entrando en una pizzería que tenía buena pinta. Tuvimos que esperar como unos 20 minutos a ser atendidos, pero luego la pizza fue rápida y estaba buena, así que compensaba.

Acabamos sobre las 20.15 y ya pensamos que nos íban a decir algo por llevar la moto más tarde de la hora, porque la habíamos alquilado sobre las 5 el día anterior. Llegamos al hotel esquivando el tráfico incesante del centro de la ciudad, y devolvimos la moto nada más llegar. El chico tardó en llegar apenas 10 minutos, con lo que nos quedamos en los sofás de recepción esperándole.

Cuando llegó, me devolvió mi DNI y los 2000php de fianza sin haber revisado la moto en absoluto, pero bueno, por lo menos se iba con el depósito de gasolina prácticamente lleno. Sin más, subimos a ducharnos y embadurnarnos de crema hidratante para poder descansar cuanto antes, que al día siguiente nos esperaba otro trayecto maravilloso en taxi.

No comments:

Post a Comment