Monday, April 2, 2018

Philippines - 02A Balicasag por los aires

Hoy era el primer día de buceo del viaje y habíamos quedado con el de la oficina de turismo en estar a las 8 en su oficina para pagar lo que los quedaba y desde ahí, ir hacia el barco con el guía.
Nos despertamos pronto, sobre las 6.45 ya estábamos en pie y listos para ir a desayunar abajo en el restaurante junto a la piscina.
El desayuno era bastante completo. Podías pedir qué tipo de tortilla querías, y luego tenías tus tostadas con mermelada y mantequilla. Y eso si, agua de esa destilada hasta que reventases, jaja.

Yo me levantaba con un hambre de perros siempre, y esta vez no me di cuenta que nos íbamos a navegar.

A las 8 en punto ya estábamos en la oficina de turismo después de la pateada de 15 minutos desde el hotel, como siempre. Ya nos estaba esperando el chico dentro para recaudar lo que debíamos, pero el guía tardó otros 5 minutos en aparecer.

Cuando se presentó allí, nos dijo que le siguiéramos y así hicimos, en dirección a la playa de Alona. Una vez allí, nos dijo que esperásemos un segundo en la orilla mientras él llamaba a una de las embarcaciones que estaba anclada a escasos 100m de la orilla.
Cuando se acercó, nos subimos, nos pusimos los chalecos por seguridad, nos pusimos crema por si acaso, que aunque eran las 8am el sol ya picaba desde las 6, y pusimos ya rumbo a nuestra primera parada, Balicasag island.

La isla no estaba lejos, pero con estas barcas de bamboo y esos motores, pues nos llevó una media hora.
Encima, el ruido del motor era ensordecedor y apenas podíamos hablar entre nosotros, así que nos dedicamos a mirar para el paisaje, ya que el agua estaba en calma y aparecía totalmente despejado.

Como dije, en una media hora ya estábamos pisando la playa en Balicasag, una arena de coral al principio, y de arena fina después. Ya se empezaban a ver barcos alrededor de ella como era normal, así que nos dimos prisa, aunque ya sabemos cómo van las cosas aquí, es decir, nos acercamos a unos toldos que tenían allí con sillas y mesas de restaurante, y nos dijeron que esperásemos, que nuestro guía local no había llegado o estaba con otra pareja.

La espera se extendió otros 20 minutos aproximadamente, con lo que Rhea decidió meterse en la playa para, al menos, poder tomar el sol y no estar ahí debajo de los toldos sin hacer nada. Yo mientras me quedé con las mochilas porque no me apetecía meterme mucha caña bajo el sol.

Al poco aparece un local y nos empiezan a dar gafas de buceo y aletas para salir ya. Yo tenía la máscara de buceo, pero se me había olvidado en el hotel, así que me tocó usar unas de ellos. Pero no salimos todavía, el tiempo seguía pasando y yo viendo que había otro koreano sacando su dron, me dió por sacar el mio y hacer tiempo, y justo cuando lo tengo para volar, zasca!! aparece Murphy y nos dicen que nos tenemos que ir. Dejamos nuestras mochilas en una tienda de allí, porque nos dijeron que se nos mojaría todo seguro y listos.
La barca que nos sacaba de la playa no era la que nos trajo a ella, sino esta mini-embarcación de cañas de bamboo. De ahí que nos dijeran que se nos iba a mojar todo, jajaja..

No se aprecia, pero el guía (Jerry) va detrás de Rhea, y es que era tan pequeño y moreno que no se le veía casi.
El primer punto de parada era a escasos 200m de donde salimos, y es que había una sorpresa bajo el agua. Cuando paró la embarcación, nos pusimos las aletas y las gafas y nos tiramos al mar sin más. La primera vez que buceas después de un largo tiempo, al menos yo, tengo esa sensación de ahogo al usar el snorkel, porque no estás acostumbrado a respirar tan poco por ese tubo y se te acelera el corazón.

Encima, nada más tirarnos al agua aparecieron 2 tortugas nadando a nuestro alrededor que fue un bombazo, porque no son fáciles de ver, y ahí estábamos, nada mas tirarnos ¡bingo! El problema que tuvimos fue que las gafas mias no retenían el agua y me ahogaba constantemente, no conseguía ver nada. Por parte de Rhea, su tubo no cogía aire y no te podías sumergír, con lo que el guía acabó dejándole el suyo.

A todo esto, tenemos que sumarle la grandísima corriente que había en esa zona, que te arrastraba a tí y a la embarcación que no estaba anclada. La barquita apenas se sostenía donde la dejamos, y si te despistabas se iba lejos, con lo que acabé nadando, grabando y buceando agarrado a las cañas de la embarcación todo el rato.

Como no eramos capaces de bucear absolutamente nada, el guía decidió que volviésemos a tierra a por otras gafas de buceo. Una vez allí, empezó el baile de gente preguntando a gente y a otra gente y así 5 minutos perdidos, hasta que alguien apareció con otros 2 pares de gafas, que vete tu a saber de dónde salieron. En fín, nos pusimos en marcha de nuevo.
Como se puede apreciar por la gama de colores del agua, la barrera de coral no estaba lejos de la costa. Nos subimos a la mini embarcación y nos fuimos hasta el borde donde el agua cambia de color, que es donde está lleno de cientos de peces de colores, formas y tamaños.

Aquí Jerry nos dejó tiempo libre para que hiciésemos lo que nos diese la gana mientras él esperaba en la embarcación por nosotros.

Yo perdí la referencia temporal, pero creo que estaríamos alrededor de media hora buceando sin parar, grabando vídeos de los peces y gozando con la caída que había ahí, jejeje. Cuando nos cansamos, nos subimos al barquito como pudimos, y volvimos a la playa.

El siguiente punto era la Virgin Island, pero quisimos esperar un poco ahí en la playa porque yo quería grabar un poco con el dron desde arriba, para ver exactamente dónde estábamos y lo que teníamos alrededor. Como se puede apreciar en la imagen, dónde estábamos se acerca bastante al paraíso, y es que las imágenes que grabé no tienen desperdicio.

Tras una media hora allí haciendo el chorra, siendo ya cerca de las 12 del mediodía, el que nos trajo desde Panglao nos dice que nos tenemos que ir, porque sino la siguiente isla desaparecería con la subida de la marea. Y es que la siguiente parada es lo que llamana un "sandbar", que no es otra cosa que una isla de arena que aparece y desaparece en función de las mareas.
Desde el aire esto era lo único que se veía nada más llegar, y es que yo ni me molesté en bajar de la embarcación, porque el agua ya cubría a la gente por la rodilla. Habíamos llegado un pelín tarde para poder pasear por la arena.

Rhea si que se bajo y se puso a pasear un poco mientras yo desplegaba el avión. La verdad que me emocioné demasiado, porque despegarlo es una cosa, porque en 2 segundos estoy en el aire, pero aterrizar es otro tema.
El aterrizaje fue un poco complicado, primero porque mientras estaba en el aire perdí por completo la referencia de dónde estábamos, y luego porque aterrizar en una embarcación que solo tiene un espacio de 50cm2 en la proa, y con la marea moviendola de arriba a abajo, pues....complicado. La primera parte con el GPS se arregla, pero la segunda no, y así me pasó, que lo estacé contra el mástil delantero y por suerte, cayó encima de la embarcación, sino, adiós dron para el resto del viaje.

A eso de las 12.40 nos pusimos ya en marcha hacia Panglao, porque ya no quedaba nada más que hacer allí, mientras el resto de embarcaciones, llenas de turistas hasta la bandera, seguían haciendo fotos y comiendo algo a bordo.

Cuando llegamos a la playa eran ya cerca de las 14h y teníamos hambre como era normal. Encima ya empezábamos a notar una cierta quemazón en los hombros como consecuencia del buceo excesivo sin protección que hicimos, un desastre. Por todo ello, lo mejor era meterse bajo el toldo de un restaurante a comer. No recuerdo el nombre, pero si recuerdo que se me antojó comida Thai y en el segundo que encontramos (por comparar), pues ahí nos quedamos.

Pedimos un zumo cada uno para entrar en faena, y nos pedimos los dos el típico Pad Thai, es decir, fideos con pollo y verduras. Tardó un rato en llegar, pero al final lo deboramos, y eso que tampoco estaba del todo bien, pero entró bien. Después de un rato a la sombra descansando, llegó el momento cumbre del día, la cagada absoluta....NO teníamos dinero para pagar !!!!! lo habíamos gastado todo en el buceo, y solo nos quedaban unos 500php, y claro, de tarjetas ni hablar.

Yo recordaba que nada más salir a la carretera general había dos cajeros del Banco de Philippines y me ofrecí a ir, pero eso si, con la camiseta puesta ya. Me puse en marcha dejando todo con Rhea allí mismo, porque era un paseo de 20 minutos, o eso creía. Cuando llegué al banco con la sudada correspondiente, entro y me dice el guardia de seguridad que estaban apagados todos cajeros (OiO) primera bofetada en la cara.

En este momento mi cerebro tenía que tomar una decisión muy importante: ¿volver al hotel y coger el dinero que teníamos en la caja fuerte, o ir al otro cajero que estaba a unos 15 minutos andando hacia el lado opuesto de la playa? mi cerebro dijo opción 1 y así lo hice, sin pensar más, me puse en marcha hacia el hotel bajo el solazo que estaba cayendo a las 3 de la tarde.

Cuando llego al hotel, pido la llave todo contento por estar ya en sombra y con el aire acondicionado de la habitación a tope, pero como era normal, me doy cuenta que la llave de la caja está en mi mochila, y mi mochila con Rhea, ¡Me cago en la %·$%"·$&"·$&! pues nada, no lo pensé para no desesperarme, dejé la llave en recepción de nuevo y me puse en marcha de vuelta hacia el otro cajero, que ahora, eran los 15 minutos hasta el cajero en el que ya estaba, más otros 15 hasta el siguiente. Yo rezando en ebreo para que ese tuviese dinero, porque la idea de ir a la playa a por la llave de la caja fuerte, volver al hotel y de nuevo a la playa no era viable.

Casi arrastrándome y al borde del colapso llego al cajero, que cómo no, tenía una cola guapa de gente esperando, y eso si, al solazo. Yo me metí a la sombra para sobreponerme un poco y es ese momento en el que paras y te sube todo el calor a la cabeza... Dios qué ganas de tirarme al agua!!! Estuve esperando unos 10 minutos a poder sacar dinero, e incluso pensé coger un triciclo para ir a la playa, pero yo creo que ya por inercia me puse en marcha sin parar. Aproximadamente una hora después de salir del restaurante, llego y Rhea ya estaba en la playa tomando el sol, jaja...

Pagamos lo que debíamos y automáticamente nos fuimos a tirar a la playa, a la sombra. Yo no podía más y encima tenía unas quemaduras del buceo guapas. Me quedé dormido en la toalla un buen rato y cuando me desperté, ya con el sol bajo, Rhea se compró un helado y nos fuimos a dar un paseo por la playa hasta el extremo mas al norte, donde parecía haber menos gente para poder sacar el dron.
La puesta de sol, como se puede apreciar en la imagen, era una pasada, aunque al estar al este, la propia isla nos tapaba el final, pero bueno, merecía la pena igual volar el dron y sacar estas imágenes impresionantes de los barcos parados frente a la costa.

Incluso un chico con el Mavic Air se nos acercó a preguntar si no había ningún problema en volarlo cerca de los resorts, por que alguien pudiera venir a quejarse o algo. Como dije antes, a la gente se la sudaba todo.

Cuando nos cansamos y el sol prácticamente se había ido, llegó el momento de volver al hotel a ducharse (yo ya por segunda vez hoy) y a inspeccionar las quemaduras de los hombros. Pero antes de nada, nos fuimos a la tienda de buceo llamada Pata Negra a alquilar una moto para que así, al día siguiente, nos levantásemos con la moto ya aparcada en el hotel.

Esta tienda estaba genial porque era de un español de Pamplona, y porque decían que si ibas diciendo que te lo habían recomendado y tal, te dejaban la moto por 400php en lugar de los 500php que pedían en todas partes. Al llegar la chica nos pidió el carnet de conducir o un pasaporte y nosotros no teníamos ni uno, ni otro, al menos no encima. Le lloramos un poco y al final la chica dijo que sin problemas, que tuviésemos cuidado con los controles de policía que había por la carretera y listo, que si teníamos algún problema, que la llamásemos y ella se acercaba a ayudarnos. Pero sobre todo, que cuidásemos los cascos, que nunca los dejásemos en la moto, que vuelan.

Dicho y hecho, en menos de 10 minutos teníamos una scooter amarilla en la puerta aparcada y lista para irnos con ella. Lo primero que hicimos fue ir a la gasolinera de al lado para no tener que perder tiempo al día siguiente, y porque básicamente estaba seca. Yo creo que con 100php llenamos el depósito por completo. Desde ahí al hotel directos y en 1 minuto.

A las 20h ya estábamos duchados y listos con cremas, aftersun, antimosquitos y la de Dios encima. Ya podíamos salir a cenar al pueblo. La moto la dejamos ahí aparcada en la entrada, pero dentro del recinto eso si. El destino esta noche era un restaurante que estaba al lado del Shaka, que tenía una parrilla enorme a la entrada, donde podías elegir tu cena y luego sentarte a esperar por ello. Este pertenecia al Sun Apartelle Resort Hotel.
No se aprecia mucho en la foto porque el local estaba bastante oscuro, pero nos cenamos dos platos compartidos con arroz y uno de ellos con pinchos de pollo y el otro con un calamar entero.

No es que fuera gran cosa, pero era muy sano y nos hacía falta algo sólido que no fueran frutas o algo de azúcar. Esto era perfecto. Además, el arroz llena bastante porque lo hacen bastante compacto y cada vez que lo tragas, parece que te chupa el alma, jajaja... el cuenco con soja que no falte también.
Cuando acabamos, estábamos tan cansados que no tuvimos ganas de nada más que irnos de vuelta al hotel, pero eso si, a Rhea le apetecía algo dulce y nos pasamos por el único sitio que conocíamos y estaba abierto, el Shaka. Allí tenían algo de dulce, pero como era todo rollo vegano, pues no tenía la misma pinta que si fuera la típica guarrada de azúcar. Nosotros elegimos un pastelito que parecía chocolate y nos lo llevamos a la habitación.

Sobre las 22h ya estábamos entrando por la puerta de la habitación, totalmente destrozados. Pusimos a cargar todos los dispositivos que teníamos a mano, probamos un poco del pastel (que sabía raro raro) y nos pusimos el Netflix como la noche anterior. El resto te lo puedes imaginar ya :P

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