Friday, March 30, 2018

Philippines - 30M Manila pit stop

El sábado amanecimos muy pero que muy pronto debido al jet lag. De hecho, a las 2am Rhea ya estaba dando vueltas como una posesa en la cama, menos mal que eran dos individuales separadas, jejeje.

Con tanto movimiento yo también desperté y ya nos quedamos viendo HBO, que daban unas películas bastante buenas y en V.O. El caso es que al final Rhea se durmió, y yo me quedé viendo una película y la mitad de la siguiente hasta que me entró el sueño, como a las 5am.

Finalmente despertamos a las 9 o así, y como allí el desayuno acababa sobre las 10 pues ya ni nos vestimos, subimos a la 6ª planta, que era donde estaba el restaurante, y a desayunar. Lo de siempre, comida local (arroces, pollo, cerdo, verduras.....) y aparte algo de fruta caliente, zumos de polvos y alguna que otra tostada y pancake...suficiente para empezar el día.

El día anterior, es decir, el de la llegada, un viejo amigo de Brno me escribió diciendo que andaba por la ciudad de visita, y es que él y la novia pasaban ahí su último día antes de volver a España. Básicamente estaban haciendo lo mismo que nosotros, pero 2 semanas antes, era su última parada y a las 18h salía su avión y tenían que hacer tiempo.

Con esta premisa, salimos con tranquilidad del hotel dirección Intramuros, que es la única zona que merece la pena ver de la ciudad. El calor era bastante agobiante, y eso que estaba nublado. Atravesamos un parque enorme, donde había un planetario, un museo de historia natural y finalmente accedimos a la zona de Intramuros por la puerta real.
Nos encontramos con ellos en la iglesia de San Agustín, donde el calor ya era insoportable. Menos mal que llevamos agua con nosotros del frigorífico del hotel, y fue así como nos enteramos por boca de mi colega, que el agua de Filipinas embotellada es, en su mayoría, agua destilada y no mineral, que es de gran importancia si te estás deshidratando.

El tema era que ese agua te quitaba el calor, pero no te hidrataba una mierda, y por eso también sabía tan rara. En fin, nos pusimos a dar vueltas y a hablar de nuestras cosas pasadas, presentes y futuras del viaje y nuestras vidas respectivas, nos hicimos esta foto junto a la catedral y seguimos camino abajo de intramuros hasta volver a salir por la misma puerta que entramos Rhea y yo.

Íbamos en dirección a los mismos jardines que vimos antes, y justo cuando llegamos allí se puso a llover, lo cual no era de extrañar con el bochorno que hacía. Nos tuvimos que quedar bajo un árbol un buen rato, incluso haciéndonos fotos con locales que pasaban con un paraguas, jajaja era muy gracioso.

Como no paraba, Carlos y la novia decidieron emprender camino de vuelta a su hotel, para irse al aeropuerto y evitar problemas. Rhea y yo esperamos un poco más a que parase y nos metimos a ver el jardín chino, que estaba justo al lado.

Vimos este jardín, nos hicimos más fotos con locales de nuevo y empezamos a caminar dirección a uno de los restaurantes que tenía Rhea apuntados, y eso que no teníamos hambre, pero como estaba a unos 20-25 minutos andando, pues no estaba mal empezar el paseo.

No sé qué hora sería del día, pero yo seguía sin tener hambre, aunque poco a poco, con el paseo, algo de gusa entraba. Cuando llegamos al restaurante Café Adriático, estaba prácticamente vacío y la verdad que el sitio estaba genial.
Yo me pedí una tortilla rellena de verduras y carne que estaba muy buena y Rhea se pidió unos spaguettis con tinta de calamar, que pensamos serían malos, pero resultaron ser incluso mejores que muchos de España.

Menos mal que no tenía hambre, porque al final acabé comiendo mas pasta que tortilla, jejeje. Y todo acompañado de pan con ajo riquísimo.

Bebimos como 3 botellas de agua antes de salir por si acaso e incluso nos llevamos otra sustituyendo la del hotel, ahora que sabíamos que era mala.
No teníamos prisa la verdad, y como hacía calor y dentro había aire acondicionado, no pensábamos en irnos sin más. Empezamos a planear los siguientes pasos, porque la verdad que no había nada mas que ver en la ciudad y no nos apetecía nada ponernos a caminar como idiotas sin sentido. El postre no lo pedimos en el restaurante y la razón era obvia. Queríamos ir a un centro comercial que acabábamos de pasar a pie, y nos pareció una buena idea entrar a ver qué había dentro en cuanto a dulces.

Acierto total el que tuvimos, y una pena no habernos dado cuenta de su existencia la noche anterior cuando nos fuimos sin cenar a la cama, porque este sitio era la leche. Empezando por decir que no se acababa nunca, tenía pasillos, y pasillos, y pasillos y más plantas encima... una gozada. En la planta de abajo tenías de todo para comer, desde Krispy Kreme, Dunkin Donuts, Starbucks, una churrería, confiterías, tailandeses, chinos, locales, buahhhhhh !!!!

Las siguientes plantas eran de ropa, farmacias y la de arriba del todo era todo electrónica y salas de juegos. En esta última nos metimos por probar.
Era la típica sala de juegos de Estados Unidos, donde tú jugabas a cualquier máquina, que al final te daba como unos tickets de papel que podías canjear por comida, bebida, etcétera. La verdad que el tiempo se nos fué ahí dentro, ya que creo que cuando salimos había pasado una hora y media.

Conseguimos muchos tickets jugando apenas 2€ y nos lo pasamos como enanos. Al final nos sirvió para cambiarlo por una triste botella de agua, jajaja. Al acabar bajamos a la planta baja a tomar un café y unos donuts de Krispy Kreme en el starbucks, mezclando todo un poco.

Como no había más que hacer en todo el día, pues nos dedicamos a hacer tiempo dentro, paseando de arriba a abajo, de izquierda a derecha, mientras tanto nos íbamos quedando con sitios para poder cenar más tarde, e incluso nos dió tiempo a revisar cremas solares y after sun por si acaso, porque yo ya tenía una buena quemadura en el cuello de ahí mismo (entonces me expliqué por qué todos los locales iban vestidos con ropa de manga larga constantemente, incluso estando nublado). Cuando llegó la hora de cenar, nos fuimos a un restaurante chino que tenía muy buena pinta, el Lugang café.

La verdad que pese a haber unos 30ºC en la calle, ahí dentro le daban fuerte al aire acondicionado y nosotros íbamos vestidos de verano total. En este último restaurante casi comimos rápido para irnos porque hacía frío. Salimos del centro comercial y pusimos rumbo a pie al hotel, cuando creo que no eran ni las 20.30 todavía de la tarde.

De camino, pudimos ver una de las calles famosas de la zona (o debe serlo), porque estaba llena de locales con mujeres medio desnudas en la entrada, ofreciendote XYZ, if you know what I mean !!! Era muy curioso verlo, y además había muchas discotecas. Repito, una pena no haberlo visto el día antes, porque estaba a menos de 5 minutos andando del famoso JelliBee de las narices y nos habría llevado al centro comercial.

Sin más tiempo que perder y con un sueño bastante potente, nos fuimos al hotel, ducha y a ver la tele un poco, para poder aguantar el día siguiente, porque teníamos vuelo muy pronto a Cebú.

No comments:

Post a Comment