Thursday, March 29, 2018

Philippines - 29M Salida de Barcelona

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Este año el destino era Filipinas como se puede apreciar en la bandera, pero salíamos casi 2 semanas antes que el año anterior, porque en 2018, la Semana Santa caía el 29 de marzo y 2 de abril respectivamente.

También a diferencia de 2017, este año salíamos casi unas 3 horas antes desde El Prat, es decir, las 15.30h. Como el 28 ya era festivo y el día anterior hicimos home office en la empresa, ya teníamos prácticamente todo listo en la mochila/maleta: pasaportes, ropa, electrónica, vacunas, medicamentos, botecitos de crema, etcétera.

No quisimos estar en casa haciendo mucho el tonto, así que sobre las 12 nos pusimos en marcha hacia plaza Cataluña para coger el Aerobus directos al aeropuerto. Como llegábamos pronto, la idea era comer algo ligero, nada excesivo, porque sabíamos que nos darían de comer en el avión al poco de subirnos y no era plan. 

Como de costumbre, acabamos comiendo en el McDonalds, y no porque quisiéramos, sino porque para ser la hora de comer, era lo único que estaba abierto en esa terminal del Prat, tal vez por ser festivo, no lo sé. El caso es que matamos el hambre, hicimos los videos típicos para la familia y enseguida nos fuimos hacia la puerta de embarque.

Para los dos, era la primera vez que subíamos a un Airbus-A380 de dos plantas y nos dejaba un poco inquietos la idea. La verdad que llegamos con antelación a la puerta de embarque, y aún así ya había tres colas enormes bien diferenciadas, dos de turista y otra a la derecha para acceder a la planta superior de primera clase.

El avión parecía y era enorme, y es que a medida que pasabas las mesas del boarding, se veían los típicos finger o rampas de acceso al avión, y es que tenía 3 o 4, es decir, había accesos por todas partes.

Pasamos primera clase medio llorando, porque tenían literalmente camas con TV de 35'' o más, y encima no habíamos casi ni entrado y los mamones estaban ya tomando champán...el caso es que llegamos a nuestros asientos rezando para que en el del pasillo no fuese nadie, porque nos había tocado medio y ventanilla.

Al final tuvimos suerte, porque nos tocó un filipino que vivía en Barcelona (casualidad), y casi sin decírselo se movió a la ventanilla y nos dejó a los 2 en pasillo y medio, que para mis piernas o para ir al baño, mucho mejor. Además este chico yo creo que no se movió de su asiento en casi todo el trayecto.

Nosotros nos enfundamos los auriculares con cancelación de ruido y ale, a ver películas como si no hubiera un mañana.

La verdad que están totalmente recomendados porque el ruido que aisla es una pasada, sobre todo cuando tienes el zumbido de los motores al lado.

El espacio de los asientos era genial, así que a disfrutar de las casi 7h de vuelo hasta Dubai.

Llegamos a Dubai sobre las 23.50 hora local de Oriente medio, y nos fuimos a cenar directamente por la terminal. Encontramos un sitio llamado Jack Daniels como la bebida, y que tenía varios televisores dando deportes, como si de USA se tratase y nos sentamos en una mesa.

Aquí tuvuimos la fortuna de poder estrenar la tarjeta de viaje Revolut, que parece que no pero va como un tiro, es decir, el cargo es inmediato y lo ves en el móvil casi antes de que te devuelva la tarjeta el del restaurante. Luego haciendo tiempo por la terminal, nos dimos cuenta que había un Shake Shack que tanto le gustan a Rhea, pero ya era tarde, ya nos habíamos metido una hamburguesa entre pecho y espalda, que encima estaba regulera (será que la carne de estos países sabe diferente).

El caso es que sobre las 2.30am era hora de embarcar de nuevo tras algo menos de 3h y empezamos a ver un poco de revuelo en el mostrador de Emirates. El revuelo venía porque había un chico que estaba pesando con una báscula todo el equipaje de la gente, y cómo no, a un británico con la maleta pequeña de mano, le hicieron facturarla.

En ese momento nosotros que íbamos con todo el equipaje encima, se nos encendieron las alarmas. Suerte que primero pesaron mi mochila, que no llegaba a 7kg (máximo permitido) y ya a Rhea ni le hicieron probarlo, le dijeron que pasase sin más, menuda suerte!! porque sólo la maleta de Rhea pesaba mas de 11kg, más luego su mochila.

El segundo vuelo fue mucho más pesado y es que esta vez no tuvimos la fortuna de tener un filipino al lado, nos tocó un tío que cuando le pedimos moverse a la ventana, dijo un rotundo NO. Putada a la vista!!! Encima el tonto del culo no se movió de su asiento en todo el vuelo, y se quedó medio roncando en su asiento, desparramado y tapándose la cara con la manta del avión, y eso que el tío media 1'50m, en fin... sólo por eso, cada poco le despertabamos de un golpe para que nos dejase salir, básicamente, que se j*da !!!

Llegamos a Manila a las 16.41 hora local (10.41 hora española) y bajamos corriendo a la cola de pasaportes. La verdad que no había mucha gente haciendo el papeleo en ese momento, pero ya se empezaba a ver la rapidez de la que se habla en Filipinas con la gente, es decir, les suda todo, van a su ritmo.

Pasamos el control e inmediatamente después nos dirigimos a un puesto de telefonía a comprar una tarjeta de Globe, que según habíamos leído eran los mejores. Como no llevábamos efectivo, me tocó a mi hacer la pirula de salir de la valla que separaba la gente que esperaba de la que veníamos en vuelo, irme a varios cajeros y sacar dinero con EVO. Aquí ya nos metieron la primera comisión de 250php (3.75€ bastante alta).

Volví a entrar, pidiendo permiso a un guardia de seguridad, llegué hasta el puesto y las tarjetas ya estaban listas y funcionando, solo quedaba pagar y empezar a buscar Ubers para irnos al hotel D Circle Hotel. En principio en Google ponía que tardaríamos alrededor de una hora en llegar, pero no llego a 35 minutos, aunque ya se veía que la ciudad era bastante caos circulatorio.

El hotel no estaba mal, ni mal situado para lo poco que había que ver en Manila. Nosotros soltamos las maletas y salimos a dar una vuelta antes de que cayese la noche por completo, porque eran ya casi las 18h. Salimos hacia la derecha y nos dirigimos por inercia hacia un sitio donde se reune mucha gente a simple vista, el denominado Cultural Center.

No pasó ni una hora, y nos empezó a caer una chaparrada impresionante, era la bienvenida al país, y encima que Rhea estaba poco obsesionada con que nos iba a hacer malo, pues toma dos tazas. Estábamos buscando un sitio donde poder cenar algo cuando nos sorprendió la lluvia, y nos refugiamos bajo un toldo pequeño típico de guardia de seguridad, pero iba a mas y mas y no era cuestión de caminar al hotel, porque había un buen cacho y nos pondríamos como una sopa.

Empecé a buscar Ubers y no aparecía ninguno, mal presagio. No sabíamos si era porque al llover, todo el mundo quería uno o por qué. En ese momento, otra familia de filipinos se metió bajo el toldo también, y pudimos ver que una chica cogía el móvil y pedía un coche a modo de Uber, pero era otra aplicación, llamada GRAB. Me la descargué, pedimos un coche y en menos de 5 minutos ya estaba ahí nuestro conductor, cojonudo !!

Como no sabíamos donde ir, fuimos a un restaurante que vimos al pasar llamado The Aristocrat, que recordamos estaba 24h abierto. Salimos del coche, intentamos entrar y empezamos a ver mucha gente esperando, incluso algunos tenían un letrero con un número donde les iban llamando, whaaaaat!!!! A escasos 5 minutos nos llaman y nos dicen que pasemos a una sala - nosotros ya ilusionados pensando, qué suerte tenemos, pero no - la sala estaba llena de sillas y gente a modo de cine, y en el frontal un proyector y una película puesta PARA ESPERAR MAS, vamos vamos, no me fastidies.

De lo malo malo, nos entretuvimos leyendo el menú, que era una mezcla de inglés, español y tagalo todo en uno, y era muy gracioso, aunque la situación lo era cero.

Mientras tanto, como se puede apreciar en la segunda captura, unas chicas iban cantando números con un micrófono. Es que era totalemten surrealista esto, y nada más llegar a la ciudad!!! Al final nos llaman para sentarnos en una mesa que acababan de dejar libre.

La mesa estaba muy sucia con salsas, y es que lo que se veía en las demas mesas era un poco comida de batalla, es decir, fritos con arroz a saco. A todo esto, camareros que iban y venían con bandejas repletas de arroz, pollo, etcétera. Nos toman nota de las bebidas, pero no hacen ni un amago de limpiar la mesa, y nosotros pensando que igual era normal, pues nada, seguimos esperando.

A los 10 minutos nos dicen que si sabemos lo que queremos, pedimos y nos dicen que la comida tardará todavía una media de 40 minutos en salir (OvO) ojipláticos nos dejaron, así que nos levantamos y nos fuimos. Estábamos famélicos, llevábamos media hora haciendo el tonto entre una sala y otra y encima teníamos que esperar casi una hora más para ser servidor, no gracias!!!

Bueno, pues....no conocíamos Manila ni la zona, así que nos tocó improvisar. Nos fuimos enfrente a unos sitios de estos de comida rápida como Max's, Shaky's y en todos había una cola impresionante y encima nos hacían pedir lo que ellos querían, porque se les estaba acabando la comida (aquí por un segundo, mis años en la República Checa afloraron en mi mente), no podía ser verdad. Nuestra última bala era otro sitio llamado JolliBee, que era como una mezcla de McDonalds y KFC.

La cosa pintaba bien, aunque la comida era un pelín vomitiba (sin ofender, pero es que había que verlo). Llegamos a pedir, tenemos todo listo para pagar, y de repente nos dice la chica que no admiten tarjetas, BOOM!!! a tomar por c**o !!! nos habíamos gastado todo el dinero en las SIM y no nos quedaba para pagar, así que salimos del sitio sin cenar y ya desistimos y decidimos irnos de camino al hotel sin cenar.

Tuvimos suerte y encontramos un ATM al lado del JolliBee y sacamos algo de dinero, pero ya no quisimos hacer la cola de nuevo en ningún restaurante, con 2 horas haciendo el tonto ya había sido bastante y encima lo que ofrecían era todo grasiento y malo. En ese momento recordamos que en la habitación teníamos una bolsa de cacahuetes gratis y nos consolamos con la idea de comerla juntos, jajaja. Porque hay una cosa que no dije, y es que allí en muchos hoteles, todo lo del frigorífico es gratis. No es que hubiera mucho no, pero estaba de lujo.

Así que nada, llegamos al hotel, subimos a la tercera planta y nos pusimos a comer los cacahuetes viendo nuestro canal favorito del viaje, HBO...

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